Según Down Madrid, los efectos laborales y los cambios conductuales son principales efectos de la pandemia en las personas con discapacidad intelectual.
La falta de oportunidades laborales y los cambios conductuales y psicológicos son los principales efectos de la actual crisis sanitaria, social y económica por el coronavirus en las personas con síndrome de Down u otra discapacidad intelectual, según Down Madrid.
Así, el asesoramiento, la orientación laboral y los diferentes programas académicos y formativos llevados a cabo por Down Madrid “se vuelven ahora más necesarios que nunca”.
Y es que, desde la Fundación han mostrado “preocupación” ante el futuro laboral de las personas con discapacidad intelectual. En concreto, más del 63% de los trabajadores se encuentran en una situación de inactividad debido a la pandemia. “De los 179 activos inicialmente, ahora únicamente trabajan 65”, agrega los profesionales de Down Madrid.
Esta inactividad laboral se debe, tal y como ha detallado la Fundación, a situaciones indefinidas, como el permiso retribuido y sin retribuir o excedencias, así como por la afectación por Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y despidos.
En este sentido, se ha detectado que algunas personas van a necesitar un apoyo extra a la hora de reincorporarse a sus puestos de trabajo por los periodos de “parón” y se augura menos oportunidades laborales para las personas con discapacidad intelectual, tanto para los que buscan su primer trabajo como para las personas que lo han perdido y buscan una nueva oportunidad laboral.
“La pandemia de la COVID-19 ha puesto en una situación sin precedentes a toda la población, más si cabe a las personas con discapacidad intelectual”, lamenta la coordinadora de Deporte y Vida saludable, María Jesús Rihuete, quien apunta que los cambios conductuales y psicológicos de las personas con discapacidad intelectual han sido otro de los efectos de la actual crisis.
Desde el prisma psicológico
Desde el Centro Ocupacional, la psicóloga Beatriz Blanco explicado que, en algunos participantes, se han observado mayores dificultades a nivel social y una tendencia al aislamiento, además de la disminución de su resistencia física y atencional. “Durante el tiempo de confinamiento solo han convivido con sus familiares y han perdido algunas de las habilidades sociales con sus iguales”. Ello se ha traducido en estereotipias, conductas agresivas o disruptivas y desconexión o falta de interés por los demás.
Las rutinas de aislamiento adoptadas durante el confinamiento en niños, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual tienen una estrecha relación con la brecha digital, ya que “el hecho de no estar conectado hace que estés aislado, sin acceso a la información y sin participar en la comunidad”. Por ello, uno de los principales retos del próximo curso escolar es la transformación digital y la necesidad de formación específica para evitar el “abismo digital”.
Secuelas físicas
Al igual que las personas sin discapacidad, el confinamiento ha comportado secuelas físicas en las personas con discapacidad intelectual como pérdida de masa muscular, capacidad cardiorrespiratoria y flexibilidad, así como aumento de peso debido a la falta de actividad física. Al respecto, el Campus de Readaptación Deportiva de Down Madrid, que recientemente ha retomado su actividad, reforzará en esta nueva normalidad todos los aspectos de la condición física, además de la parte emocional.
“Las miradas de inseguridad de los primeros días se han convertido en sonrisas capaces de traspasar mascarillas y llenar los metros de distancia de seguridad que ahora tenemos que guardar. La recuperación física vendrá, solo es cuestión de voluntad y constancia, y en eso ya somos expertos”, afirma la coordinadora de Deporte y Vida saludable.