El evento, que se celebrará del 1 al 9 de diciembre en el Hotel Agumar de Madrid, servirá para recaudar fondos para los niños y niñas que se encuentran en tratamiento oncológico.
Un año más, la Fundación Blas Méndez Ponce pone en marcha su mercadillo solidario con el que pretende recaudar fondos para poder desarrollar actividades de apoyo orientadas a los niños y adolescentes que se encuentran actualmente en tratamiento oncológico y a sus familias.
Fuente: Fundación Blas Méndez Ponce.
Este año el lugar elegido por la fundación ha sido el Hotel Agumar, situado en el paseo de la Reina Cristina número 7, donde se celebrará el evento del 1 al 9 de diciembre. En él los visitantes podrán adquirir artículos de primeras marcas a unos precios excepcionales con el fin de obtener unos ingresos que permitan organizar viajes a parques temáticos, visitas culturales y otras actividades donde los niños y adolescentes con cáncer puedan vivir emociones y divertirse fuera de los hospitales.
Como ya les contamos, cada año la fundación elige un padrino o madrina del evento que está sensibilizado con el proyecto. En esta ocasión Camela, padrinos del año pasado, pasa el testigo a la exgimnasta rítmica, Almudena Cid, que inaugurará el mercadillo el 3 de diciembre a las 18:30 horas.
El mercadillo estará abierto desde las 10:30 hasta las 20:30 horas en el que podremos encontrar distintas marcas como Ale-Hop, Alpino, Anaya, Arcos, Barbadillo, Bella Aurora, Nivea, Caminatta, Camper, Chicco, Comansi, Cortefiel, El Ganso, Guerlain, Hasbro, Lacoste, Panama Jack, Perfumes Saphir, Pepe Jeans, Playmobil, SuperSol, Tous o Chocolates Valor.
Más de 20 años apoyando a los ‘pequeños luchadores’
Según los profesionales y voluntarios que componen la Fundación Blas Méndez Ponce, fundada en 1997, cuando un niño o adolescentes es diagnosticado de cáncer, las actividades extrahospitalarias ayudan a desarrollar el aparato motor dado que pasan largas temporadas hospitalizados.
También contribuyen al desarrollo psicológico y favorece la convivencia, la participación y la integración social. Todo ello conlleva que los pacientes sean mucho más activos y sociables, y a la vez, menos dependientes de sus padres, madres y/o cuidadores.
En este sentido, la experiencia y los resultados aseguran que, las vivencias, una sana distracción, la estimulación y la diversión, tienen un importante efecto terapéutico, mejoras físicas y permiten afrontar los miedos y las expectativas que conllevan padecer una enfermedad grave como el cáncer.
