La rider barcelonesa Astrid Fina será la encargada de portar la bandera española durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos de Invierno , que se celebran entre el 9 y el 18 de marzo. Recuerda su vida de película y superación con Vidas Insuperables.
Astrid Fina suma un capítulo más a su historia de superación, la que comenzó el día que tuvo un accidente de tráfico y perdió un pie pero ganó una nueva vida.
Tal y como acordó la Comisión Permanente del Comité Paralímpico Español, Fina liderará a la delegación nacional, compuesta por once miembros en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pyeongchang, que se celebran entre el 9 y el 18 de marzo. La ceremonia inaugural de los Juegos se celebrará el viernes 9 de marzo a las 12 horas.
La sonrisa de la superación de Astrid
La historia de la ciencia y la tecnología no pueden entenderse sin Nicolás Copérnico y la revolución que significaron sus planteamientos. De hecho da nombre a una de las metáforas más utilizadas en el lenguaje para reflejar un cambio radical, dar un giro copernicano.
Pese a los momentos de gran dureza personal que ha pasado, Astrid Fina es una persona positiva, que transpira optimismo en cada una de sus palabras. Es la sonrisa de la superación.
A sus 33 años, es una de las mejores ‘riders’ paralímpicas del mundo y, por supuesto, un icono de los deportes de invierno en España y la más firme promesa de medalla para los Juegos Paralímpicos de Invierno de 2018 de Pyeongchang (Corea del Sur).
La vida de Astrid es de película. Un camino en el que un accidente de tráfico, en vez de truncar su trayecto vital, le dio una nueva oportunidad y en el que, como ella dice habitualmente, cambió un pie por una vida mejor.
Hasta el año 2009, el devenir de Astrid era como el de la mayoría de jóvenes con apenas 25 años. Trabajaba en una tienda cerca de la Catedral de la Sagrada Familia, hacía spinning casi todos los días para estar en forma, salía con los amigos y disfrutaba de su día a día como el resto de personas.
La decisión más difícil de su vida
Todo cambió por un semáforo. Ella iba en moto. La luz verde se encendió para y arrancó, pero en el otro lado de la vía un vehículo no respetó el rojo de su semáforo. Ambos colisionaron y su pie derecho quedó atrapado y destrozado entre la moto y el automóvil. Si vida, tal y como la había conocido, había puesto un punto y final.
Quizá aquel semáforo le había dado luz verde para una nueva vida, pero ella lo desconocía en ese momento. Máxime, porque los siguientes años fueron toda una prueba para Astrid. Después de 13 operaciones, de infecciones bacterianas de quirófano y de un sinfín de adversidades, la joven barcelonesa tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida.
“Me dijeron que podía salvar el pie, pero se quedaría sin funcionalidad, o, en su defecto, que podía tomar la decisión de amputarlo y poner una prótesis. Tuve muchas dudas, muchas semanas de indecisión, miedo a lo que llaman el miembro invisible”, recuerda a Vidas Insuperables.
“Curiosamente, en la calle donde vivía había una asociación de personas amputadas y me acerqué a conocer casos reales. Verlo de primera mano me ayudó a superar mis temores y decidí tomar la decisión de amputar”.
Aunque la propia decisión de cortar su pie derecho tuvo también muchas complicaciones médicas, la resolución de Astrid ante esa tesitura harto complicada iba a dar el giro copernicano a su vida.
El ‘snow’, un punto de inflexión
Apenas unos meses después de pasar ese calvario, su amigo y a la postre profesor, Kiko Caballero, la animó a que se subiera a la montaña con él para probar el snowboard adaptado.
“La experiencia me encantó. Jamás lo había practicado, pero me hacía sentir libre y olvidarme de la amputación. Sólo unos días después el propio Kiko me animó de nuevo a que me presentara a unas pruebas que iban a hacer para la selección nacional. Fui la única chica y me cogieron”, explica.
El giro copernicano seguía consolidándose en su vida. De hecho, apenas un año después, en 2014, en los Juegos Paralímpicos de Sochi, para sorpresa de todo el mundo, conseguía un meritorio diploma olímpico que sabía a medalla. Era casi una novata del snowboard adaptado y había estado entre las mejores del mundo.
Su vida había un experimentado un cambio radical inimaginable años antes. “Jamás se me había pasado por la cabeza competir. Nunca había pensado ser deportista de alta competición. Todo era un sueño”.
Sin embargo, poco a poco, este deporte de velocidad, saltos, riesgos y adrenalina la iba cambiando. “Competir me provoca una adicción positiva. Me sube la adrenalina y saca de mí un carácter competitivo que desconocía”, señala con su sempiterna sonrisa.
Una medalla olímpica como reto
Junto al patrocinio de Liberty Seguros, la “ayuda permanente” del Institut Desvern, que realiza sus prótesis personales y de competición, Astrid Fina está becada por el Plan Adop. Todo ello, le permite centrarse en exclusiva en su gran reto, traerse para Barcelona y España una medalla de los próximos Juegos Paralímpicos de Invierno, que se disputan en marzo en Pyeongchang, Corea del Sur.
“Son muchas horas de entrenamiento y se echa de menos a tus seres queridos, pero merece la pena porque el ‘snow’ me hace muy feliz. En Sochi estaba tan nerviosa que no pude disfrutar realmente de los Juegos. Pero ahora ya sé dónde voy, a lo que me voy a enfrentar y lo que soy capaz de hacer. Eso es lo más importante para un deportista: ser capaz de disfrutar de los Juegos”. afirma.
Protagonista de un documental
Su ejemplo ha dejado huella también en la pantalla, donde Eurosport le ha dedicado un reportaje muy especial, y, sobre todo, porque la ‘rider’ española está protagonizando un largometraje documental biográfico en el que cuenta su experiencia en el snowboard desde sus inicios, tras sufrir el accidente de tráfico.
Precisamente, el punto final de la película espera ponerlo en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pyeongchang. Su director, Marc Galver, la ha convertido en ‘musa’ de su primer documental.
“Cuando escuché la historia no podía creerla. Inmediatamente pensé que quería contar su experiencia y me puse en contacto con Astrid. Empezamos a grabar en 2015 y ha sido un reto para ambos, yo nunca antes había rodado en la nieve”, reconoce el director. “Lo que más me gusta de este proyecto es lo mucho que te sorprende. Su accidente, los Juegos Paralímpicos… Es un ser humano increíble”, añade Galver.
“Quiero que el documental muestre a las personas con discapacidad que no se atreven a salir a la calle, a las que aún queda una vida entera por delante después de un accidente. Hoy en día puedes hacer todo lo que quieras. Yo empecé desde cero, nunca antes me había subido a una tabla y ahora voy camino de mis segundos Juegos Paralímpicos”, concluye.
No se pierdan los próximos Juegos Paralímpicos de Invierno, será el momento en el que Astrid Fina, la sonrisa de la superación, cierre su giro copernicano, el de una nueva vida marcada por el pundonor.