La investigadora Noemí Fariña, del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), asegura que las personas sordas son capaces de utilizar otras vías y estrategias para acceder a la lectura, como puede ser la lengua de signos.
Las personas sordas son capaces de utilizar otras vías y estrategias para acceder a la lectura, como puede ser la lengua de signos, sin necesidad de la fonología.
Esta es la principal conclusión de la tesis Procesos fonológicos y ortográficos en sordos españoles buenos lectores’, elaborada por Noemí Fariña, miembro del equipo de investigación del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), que ha realizado este trabajo apoyándose en numerosos estudios internacionales y que ha sido dado a conocer por la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE).
Fariña, que ha recibido un sobresaliente Cum Laude en su tesis doctoral, ha querido poner de manifiesto la importancia de la lengua de signos española, y cómo esta influye en los procesos de lectura de las personas sordas.
De este modo, la autora recalca en su estudio la importancia que tiene para este colectivo encontrarse en un entorno lingüístico adecuado a sus necesidades perceptivas, para asegurarse así, un buen aprendizaje, especialmente de la lengua escrita.
Según apunta la tesis, apoyada por la CNSE, algunos autores sugieren que la dificultad del aprendizaje de la lectura para las personas sordas reside en la ausencia de audición, así como en la limitación de su acceso a la fonología.
Sin embargo, según ella, diferentes estudios desvelan que existe una alta conexión entre la habilidad lectora y el uso de la lengua de signos en la población sorda, puesto que se muestra una activación del léxico de signos a la hora de acceder al significado durante el proceso lector.
Durante la investigación, se ha incidido en cómo los lectores sordos reconocen la palabra visual en una “ortografía transparente”, una definición que la autora recuerda haciendo referencia a la lengua castellana ya que “se escribe como se habla”.
De hecho, uno de los objetivos ha sido conocer los procesos que se activan durante la lectura de las personas sordas, con una muestra de lectores sordos altamente cualificados y cómo estos procesos difieren de los lectores oyentes, ya que según el autor Marc Marschark, sólo un 10% de las personas sordas adultas consiguen ser buenos lectores.
Así, tras realizar tres experimentos relacionados con la fonología, la semántica y los procesos ortográficos, se ha llegado a la conclusión de que los lectores sordos no activan la codificación fonológica durante la lectura de las palabras. Sin embargo, tanto sordos como oyentes son sensibles a la manipulación ortográfica durante el reconocimiento de las palabras, por lo que se activa el código ortográfico para acceder al léxico.
Con estos datos, Fariña concluye que “los buenos lectores sordos son capaces de reconocer una palabra sin la activación de la fonología, codificándola como una imagen basada en las características ortográficas y accediendo al significado de la palabra impresa a través de una estrategia visual-ortográfica”.
Se puede consultar un resumen del estudio en http://bit.ly/2zBKfWN