En el año 2003 a Rosa Piqueras le diagnostican una uveítis en ojo izquierdo y su consecuente pérdida total de visión. Estudiando su caso, un año más tarde le diagnostican Espondilitis Anquilosante. Desde entonces no ha dejado de luchar por superar cada bache que iba surgiendo en su camino y por disfrutar de cada momento bueno de la vida.
Tras diagnosticarle una Uveítis que le hizo perder la visión completa del ojo izquierdo, estudiaron su caso y le diagnosticaron Espondilitis Anquilosante. A partir de entonces tuvo que enfrentarse a diferentes problemas de salud.
“Después de una fractura en el pie derecho me diagnosticaron una Distrofia Simpática Refleja. Tras luchar tres años con todas las técnicas que en ese momento había y tener una malísima evolución tuvieron que amputarme el miembro inferior derecho por encima de la rodilla”.
Poco tiempo después la Distrofia Simpática Refleja vuelve a afectar de nuevo a Rosa, esta vez al miembro superior derecho. Tras probar con diversas técnicas y que ninguna diese resultado llegó a pensar que le amputarían también el brazo. Sin embargo, se encontró con un profesional que le animó a seguir luchando y probando técnicas innovadoras.
Profesionales que devuelven la esperanza
Tras dos años de curas casi diarias en quirófano y no mejorar, le explicaron que por el estado de sus dedos y por calidad de vida, lo mejor era amputarlos. En la actualidad es ingresada cinco días todos los meses para controlar su enfermedad con un tratamiento de inmunoglobulina.
“Con todas las piedras que he tenido que superar y que sigo superando, puedo asegurar que todos esos saltos que he tenido que dar para superarlas me han enseñado muchísimo y han cambiado mi forma de valorar la vida”.
Conocer a Irene Villa devolvió el ánimo y la ilusión a Rosa, y gracias a ella y a la Fundación También ha conseguido volver a practicar deporte de diferentes maneras.
“Volver a esquiar supuso cumplir un sueño”
Cuando Rosa llegó a la Fundación También lo primero que hizo fue la ruta verde de la Sierra Norte de Sevilla en bici adaptada. “Nunca me imaginé que podría volver a montar en bici y ya no he parado de hacer todas las actividades que puedo, como el camino de Santiago o la bajada del Sella. Tras 6 años sin poder esquiar mi sueño se hizo realidad y fue lo más. Volví a recuperar sensaciones que tenía perdidas, es algo difícil de explicar”.
Rosa asegura que es muy importante apoyarse en la familia y no quedarse en casa. “Mi marido muchas veces es mis manos y mis pies para todo. En ninguna batalla me ha dejado sola y le estoy muy agradecida. Os animo a que no os quedéis en casa pensando que por tener una discapacidad sois menos o no podéis hacer nada, os invito a que hagáis actividades con la Fundación También y veréis como os cambia la vida y las grandes personas que conoceréis”.