Los farmacéuticos y la Federación Española de Hemofilia unen sus fuerzas con una campaña informativa sobre esta patología, sobre la que la pandemia ha tenido un gran impacto.
Recientemente, se ha celebra el Día Mundial de la Hemofilia bajo el lema “Adaptarse al cambio: Preservar la atención en un mundo nuevo”, con el objetivo de acercar y unir a la comunidad de pacientes con trastornos de la coagulación. Una finalidad de gran relevancia debido al fuerte impacto que la pandemia ocasionada por la COVID-19 ha tenido en las personas que padecen este tipo de trastornos.
La hemofilia es una enfermedad congénita, provocada por un déficit en la actividad de algunos de los factores que participan en la coagulación de la sangre, dificultando así la resolución de hemorragias. Unas hemorragias que se pueden producir tanto a nivel externo —cortes, heridas, hematomas— como a nivel interno, afectando a músculos, partes blandas, sistema nervioso y, de forma destacada, a las articulaciones como tobillos, rodillas y codos; y pudiendo derivar en un daño progresivo conocido como artropatía hemofílica.
Se trata de una enfermedad rara que afecta a entre 1 y 3 de cada 100.000 varones a nivel mundial, estimándose que hay 400.000 personas en todo el mundo y unas 3.000 personas en nuestro país, que presentan esta enfermedad.
Tratamiento
En cuanto al tratamiento de la hemofilia, el objetivo es doble. Por un lado, prevenir, reducir y tratar las hemorragias, y por otro, abordar las complicaciones asociadas, especialmente a nivel articular.
Para el control de las hemorragias, se utiliza la administración por vía intravenosa del factor de coagulación afectado, supliendo así la deficiencia. Son medicamentos de uso hospitalario y se administran entre 2-4 veces por semana. Asimismo, en ciertos casos, se utilizan otros medicamentos que requieren prescripción y son de dispensación en la farmacia comunitaria como la desmopresina (vasoconstrictor y hormona hipofisaria) y el ácido tranexámico (antifibrinolítico y antihemorrágico).
Es importante destacar y conocer la existencia de algunos medicamentos que pueden afectar a la coagulación de la sangre e interaccionar con el tratamiento de la hemofilia. Entre ellos se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y el ácido acetilsalicílico, antiagregantes plaquetarios, anticoagulantes orales, antidepresivos así como algunas plantas medicinales como el Ginkgo biloba, el ginseng o el jengibre.