Tres personas con síndrome de Aspeger, trastorno del que ayer se celebró el día internacional, cuentan las dificultades para acceder a una vivienda o un trabajo.
Cristina, Macarena y Jesús son tres jóvenes que desean cumplir sus sueños vitales: acceder a una vivienda o tener un puesto de trabajo. A los tres les une algo en común, tienen síndrome de Asperger.
Los tres cuentan, con motivo del Día Internacional del Síndrome de Asperger, que se celebró ayer, cómo este trastorno continúa teniendo un gran peso en cualquier paso de sus vidas.
“Queremos es ser autónomos”, reivindica Cristina, quien es consciente de que necesitan apoyos, pero “sin pecar de sobreprotección y exceso de paternalismo”.
En ese contexto, reclama terminar con los prejuicios, porque según explica, ante situaciones como la firma de un contrato de alquiler y poder optar a una vivienda, a veces “nos hemos visto obligados a fingir ser normales para poder conseguirlo”.
Diseño gráfico
Macarena Barba es diseñadora y maquetadora editorial. Sin embargo, después de 4 años en paro, ahora trabaja de grabadora de datos en un centro médico. “Una de las cosas que más me dolió en una entrevista de trabajo fue que no me cogieran, no por mis conocimientos, sino por mi certificado de discapacidad, porque les dije que tenía síndrome de Asperger”, apostilla.
Por su parte, Jesús Garza indica que “una manera de lograr apoyo en el entorno laboral sería tener una persona que me pudiera guiar para sentirme a gusto y poder entender claramente lo que se pide de mí. Si a una persona sin Asperger ya le cuesta entender qué tiene que hacer, a nosotros nos parece más difícil, por lo que necesitaríamos una especie de compañero tutor”.
Escasa inclusión laboral
Ellos tres son las caras de la escasa inclusión laboral de las personas que tienen síndrome de Asperger, que sólo alcanza el 10 por ciento. Una situación que se pretende revertir desde el impulso de la autonomía personal y la apuesta para mejorar la formación en las diferentes etapas educativas.
Esta es una de las principales conclusiones de la iniciativa ‘Empleo y vida independiente’, celebrada en Torre ILUNION, organizada por la Confederación Autismo España, la Confederación Asperger España y la Confederación Española de Autismo (FESPAU).
En ese marco, el secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Mario Garcés, ha adelantado que en las próximas semanas estará puesto en marcha el Plan de Acción de la Estrategia Española en Trastornos del Espectro del Autismo”-
«Este plan implica la actuación de muchas administraciones territoriales, además de la Administración del Estado, y necesitamos contar con su apoyo y su consideración para poder ejecutar el conjunto de las medidas», ha agregado el secretario de Estado, quien ha apuntado también que este año va a ser «muy importante» porque la OMS revisará en mayo un código que supondrá un «cambio cualitativo» en la atención del Asperger, pues dejará de considerarse una enfermedad mental.
Al respecto, Sabina Lobato, directora de Formación, Empleo, Proyectos y Convenios de Fundación ONCE, ha indicado que uno de los retos está en la educación para “mejorar la inserción laboral de las personas con TEA, puesto que la prioridad es el empleo”. En este sentido, ha afirmado que “desde Fundación ONCE contamos con el apoyo del Fondo Social Europeo desde hace unos años para poder mejorar oportunidades laborales, prestando especial atención a las nuevas tecnologías”.
Ana Gil, directora del Proyecto ‘contrataTEA’, ha señalado que “un 90% de personas con Trastorno del Espectro Autista no tiene acceso al mercado laboral y el 10% restante accede a puestos de baja cualificación”. Por eso, ha hecho hincapié en que el trabajo es un “derecho fundamental” y ‘contrataTea’ tiene el objetivo de ayudar a las empresas a incorporar este talento y a eliminar las barreras con las que se encuentra este colectivo a la hora de encontrar un puesto de trabajo.
Emancipación familiar
Esta iniciativa también ha abordado el ámbito de la ‘Familia y vida independiente’, sobre el que Gonzalo Berzosa, director de la Escuela de Bienestar de la Fundación MAPFRE, ha explicado que la familia y la vida independiente caminan juntos. A su juicio, “a mayor sobreprotección, menor vida independiente”, puesto que “la vida autónoma del Asperger no depende solo de sus capacidades personales o de las habilidades que ha aprendido, sino del apoyo familiar y social, y de tener una actitud abierta”.
Este experto ha hecho un llamamiento a las familias para que se acerquen a las entidades; valorar los cambios que hacen las personas con Asperger, “ya que precisamente les cuesta cambiar”, y “salir del entorno habitual”.