En 2018 se cumplirán 40 años desde que la actual Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) inició su trayectoria que ha desarrollado siempre con un mismo objetivo: convertirse en la mayor plataforma de representación de las familias de personas sordas de nuestro país, aglutinando actualmente a 45 entidades confederadas.
Durante todo este tiempo, en ocasiones se nos ha quedado un sabor agridulce en la boca pero, en otras, también hemos celebrado importantes hitos en la conquista de derechos de las personas sordas y de sus familias y en la mejora de su calidad de vida.
Quizá uno de los más importantes fue el Programa de Detección Precoz de la Sordera Infantil, aprobado en 2003, que, junto a la evolución tecnológica de audífonos e implantes, han hecho posible mejorar el tratamiento de la sordera en los niños y niñas, así como su inclusión educativa y socio laboral.
FIAPAS siempre ha estado, de forma activa y participativa, cuando los derechos y deberes de las personas sordas y sus familias podían verse vulnerados, haciendo llegar sus demandas y necesidades a la Sociedad y a los Poderes Públicos, recordando que, hoy en día, hay más de un millón de personas con discapacidad auditiva en España, de las que más del 97 % comunica en lengua oral (INE, 2008) y, por lo tanto, necesita de recursos de apoyo a la audición y a la comunicación oral, tales como prótesis auditivas, sistemas FM, bucle magnético y subtitulado.
Todavía queda mucho por hacer, como mejorar la situación de los audífonos dentro de la prestación sanitaria, pues solo se conceden ayudas para acceder a los mismos hasta los 16 años. Situación que no se da en el caso de ninguna otra prótesis externa, financiada por el Sistema Nacional de Salud.
Asimismo, hay que extender la conciencia sobre la importancia de la accesibilidad audiovisual y en espacios públicos, promover la mejora del tratamiento de la sordera y la inclusión en los diversos aspectos de la vida de las personas sordas o lograr que los poderes públicos sean conscientes de que hay personas sordas que usan prótesis y hablan, pero eso no significa tener resueltos todos los problemas ni limitaciones que impone el entorno en el que se levantan barreras, invisibles, de comunicación, por lo que se precisa de los recursos de apoyo a la audición y a la comunicación oral para que las personas sordas puedan tener una vida autónoma y participativa y no solo en ocasiones puntuales.