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La Casa de Carlota, el otro Teorema de Pitágoras

Fuente: 1000Friends.

Personas autistas y con síndrome de Down abanderan los diseños de la Casa de Carlota, proyecto de la agencia 1000friends que ha supuesto un elemento de fractura e innovación en el diseño publicitario, donde no importan las etiquetas que tenemos al nacer. Un verdadero espacio de inclusión para personas con capacidad.

Hace más de 2.500 años, en la Grecia clásica, Pitágoras revolucionó la historia de las matemáticas con su conocido teorema. La hipotenusa y los catetos pasaron a formar parte de la vida de todos y de nuestro aprendizaje más básico.

Más de dos milenios después, otro triángulo ha supuesto una disrupción social. Un triángulo de creatividad, mestizaje e inclusión materializados en un proyecto único, La Casa de Carlota, un elemento de fractura e innovación en el diseño publicitario y un impacto de empatía social de primera magnitud.

A las reuniones de trabajo de este espacio acuden los 16 diseñadores de la prestigiosa agencia de comunicación y publicidad 1000Friends, especializada en el asesoramiento de la Responsabilidad Social Corporativa de grandes firmas como Mahou, Nestlé, Danone, La Caixa, DKV o el mejor cocinero del mundo, Ferrán Adrià.

Fuente: 1000Friends.

La peculiaridad de estas reuniones respecto a las que hay en cualquier otra agencia podría ser la mezcla los conocimientos de profesionales avezados del diseño con jóvenes estudiantes que aportan su frescura a los trabajos.

O podría ser que los jóvenes estudiantes comparten sus horas de aprendizaje con diseñadores que son autistas o tienen el síndrome de Down. O quizá, la diferencia podría estar en que los creadores profesionales cooperan estrechamente con estas personas con esta singularidad.

Pero, no.  Aunque les sorprenda, Vidas Insuperables ha sido testigo de cuál es esa gran diferencia. Carlota da nombre a una casa de inclusión para personas con capacidad.

En este proyecto, nacido hace 5 años, el elemento distintivo estriba en que aglutina las diferencias de un triángulo laboral en el que no importan las etiquetas que nos ponen al nacer.

Fuente: 1000Friends.

“La Casa de Carlota ha reportado una gran singularidad a la agencia de publicidad. Ofrecemos diseños completamente novedosos e innovadores porque este cóctel de trabajo depara creaciones absolutamente diferentes”, asegura José María Batalla, fundador de esta iniciativa, radicada en Barcelona, al igual que la empresa.

Según Santiago Yago, director general de la Agencia, “en realidad, estamos seguros de que las personas que más nos enriquecemos con esta experiencia somos los que la sociedad denomina capacitados, pero ¿quién está más capacitado?.  Las personas con síndrome de Down y autistas que trabajan con nosotros nos demuestran a diario su talento, su capacidad de trabajo, su educación, su amabilidad y su laboriosidad”.

Media docena de personas con estas características, previamente preseleccionadas por sus aptitudes para el diseño de asociaciones sin ánimo de lucro, sacan adelante ideas tan llamativas, arriesgadas y rompedoras como las que se pueden ver en estas páginas.

Fuente: 1000Friends.

Según los estudios, las personas con síndrome de Down y las personas con autismo suelen desarrollar, de forma inconsciente, enfoques menos obvios en cualquier planteamiento creativo. Es un pensamiento lateral, menos racional y diferente al pensamiento lógico tradicional.

“Una manera de pensar que no suele tenerse en cuenta y que para el mundo creativo de las ideas y del diseño es una gran oportunidad, porque permite al resto de nuestro equipo, disponer de un gran número de ideas y nuevos modos de ver las cosas”, añaden.

En ese contexto, La Casa de Carlota se ha erigido en una referente de innovación creativa y de impacto social en el mundo de la publicidad. Esta especial combinación extraordinaria de talentos se libera en el Outsider Art Lab, un laboratorio de ideas artísticas absolutamente libre e irresponsable, con el único objetivo de ver qué pasa cuando al talento le das alas y libertad sin normas ni prejuicios culturales establecidos.

“El resultado es una experiencia artística que distorsiona la realidad creando mundos imaginarios de una absoluta belleza plástica. Una visión tremendamente personal del arte o del no-arte, fuera de los límites de la ortodoxia artística tradicional”, explican.

La Casa de Carlota desde las 3 perspectivas

Pero cuál es la visión que tienen los protagonistas reales de este proyecto. Para saberlo, hemos recogido un testimonio de cada una de las tres partes de este triángulo laboral inclusivo.

Odile Fernández es una creativa con síndrome de Down. “Antes la gente nos veía como un bicho raro. Ahora se dan cuenta de que valemos mucho más de lo que se imaginaban. Me siento una profesional diseñadora. Esta experiencia es alucinante y me enseña a valorarme y a tener respeto por los demás”.

Fuente: 1000Friends.

“Apostar por ellos fue un hallazgo brutal”

Desde el prisma de los profesionales del diseño, como Joan Teixido, el día a día del estudio es completamente distinto al de otras agencias. “Es imprevisible en unas cosas y muy previsible en otras. Con creativos que te besan al llegar y al irse. Con jóvenes que dan mucha envidia. Con artistas que te sorprenden cada día, cuando creías que las sorpresas son los padres”.

“Y luego está el clima de trabajo. No existe la envidia, no importan los premios y los egos juegan papeles muy distintos que en las agencias convencionales. Que la mayoría de gente venga a trabajar como si fuese de fiesta no tiene precio”, añade.

Teixido reconoce que cuando se incorporó al proyecto, pensaba que José María Batalla “se había vuelto loco y era muy buena persona. Pronto descubrí que lo de buena persona -que lo es- era aparte. Que esa idea de buscar creatividad y talento donde nadie había mirado, era una mina. Los creativos nos pasamos la vida buscando nuevas fuentes de inspiración, nuevas maneras de ver y de contar las cosas, romper reglas, el disruption… y resulta que ahí al lado teníamos personas que piensan diferente desde que nacen. Que ven las cosas de otra manera, que se pasan las reglas por donde les apetece, son disruption”.

No obstante, agrega que “aunque la verdadera gran idea es el mestizaje que creó, esa mezcla de talentos, los tres vértices del triángulo, trabajando de verdad, en equipo. Un hallazgo brutal”.

Para este profesional del diseño, estar codo con codo con personas con discapacidad “te hace más sabio. Ves al ser humano de otra manera y el ser humano es lo más apasionante del mundo y de la vida. Descubres tus discapacidades y valoras más tus capacidades. Y al final, estableces relaciones emocionales que sobrepasan absolutamente lo profesional”.

Teixido resume en una frase lo que se hace en la La Casa de Carlota: «integrar a capacitados”. “Just do it”, recalca Mireia Pascual, una de las estudiantes que cada día también comparte su quehacer laboral con estas personas.

“Es un paraíso”

Fuente: 1000Friends.

Desde su juventud, al conocer esta pionera propuesta pensó que “por fin había encontrado el espacio donde compaginar impacto social y creatividad. Mi paraíso. La relación con el equipo es honesta y espontánea. Trabajar con personalidades tan diferentes nos ha convertido en  una familia donde cada componente aporta su huella única”.

Y estar al lado de personas con síndrome de Down y autistas “me llena el alma y la mente. Aprendemos muchísimo los unos de los otros, cambiando así nuestro punto de vista entorno a procesos y metodologías creativas”.

Si Pitágoras revolucionó la historia de las matemáticas con su conocido teorema, otro triángulo de creatividad e innovación ha dado un giro copernicano al mundo del diseño. Es la Casa de Carlota, donde trabajan diseñadores de alta capacidad.

Así es la Casa de Carlota, donde trabajan diseñadores de alta capacidad. Un modelo que ya ha comenzado a replicarse en otros lugares del mundo, como Medellín, en Colombia. Un espacio donde los límites no existen.

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