Expertos advierten de que un mal cuidado de la piel en el paciente diabético puede desencadenar graves riesgos como gangrena.
España es el segundo país con mayor prevalencia de diabetes de Europa – 6 millones de ciudadanos padecen la enfermedad-, según recoge la 10ª Edición del Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes, donde destaca que, al menos, uno de cada siete adultos presenta esta enfermedad, y que en dos años el número de personas con esta patología ha aumentado un 42%. Además de a nivel renal y oftalmológico, el mal funcionamiento de las células hace que la diabetes derive en otros problemas, y uno de los más comunes está relacionado con una alteración de la barrera cutánea.
En ese contexto, el Consejo General de Enfermería, su Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS) y CeraVe han abordado “La importancia del cuidado de la piel del paciente diabético”.
Las enfermeras son los profesionales de referencia para estos pacientes y pueden advertir de alteraciones cutáneas y ayudar a prevenirlas. Es decir, no sólo siguen el tratamiento de la patología, sino que garantizan que la piel de una persona diabética esté en las mejores condiciones para evitar que aparezcan lesiones mayores como gangrena y amputaciones.
Durante el encuentro, el enfermero Justo Rueda López, del CAP de Terrassa Nord de Barcelona, ha insistido en que desde enfermería “tenemos que ser muy conscientes de que cualquier intervención a nivel educativo puede tener una repercusión beneficiosa para el paciente; y que el tratamiento no sólo es la insulina o los antidiabéticos orales, sino que cuidar la piel evita complicaciones con un impacto muy importante en la calidad de vida de los pacientes. Y, sobre todo, además, reduce el impacto en el sistema sanitario, que es algo que nos afecta a todos”.
En general, la piel diabética sufre cambios respecto a una piel que no está relacionada con una comorbilidad y que, en esos casos muchas veces, lo que hay es una alteración de la barrera cutánea que tiende a la sequedad, las infecciones, el picor… Es decir, que podría generar un problema en un futuro.
“El mayor riesgo que existe en la piel de un paciente diabético es la necrosis, es decir la gangrena de partes distales que pueden llegar incluso a la amputación”, ha comentado Mª Paz Cerdá, dermatóloga y directora de una clínica dermatológica en Zaragoza. “Por tanto, tenemos que enseñar al paciente diabético que su piel tiene que ser cuidada como cualquier otro órgano. Con cuidados higiénicos, una súper hidratación enfocada a restaurar esa barrera cutánea, cómo tratarse los pies… Es clave que eduquemos desde la infancia”, ha puntualizado la dermatóloga.
Tratamientos
Mercedes Abarquero Cerezo, farmacéutica responsable de Comunicación Científica de CeraVe, se ha referido a la prevención y a la reparación cutánea en estos pacientes: “nuestro objetivo es ayudar a reparar esa barrera cutánea con ceramidas que nos ayuden a lo largo del día a mantener y mejorar esa piel. Hay estudios que demuestran que ese aporte de ceramidas preserva la piel y hace que esas sensaciones que puede provocar la piel seca del diabético no acontezcan”. Abarquero ha resaltado también la labor que hacen las enfermeras en el seguimiento de estos pacientes, “son ellas quienes los ven de forma continua y pueden advertir de las alteraciones y ayudar a prevenirlas”.
De igual manera, Isabel Castillejo, directora de Relaciones Médicas de L’Oreal Cosmética Activa, ha destacado el compromiso de CeraVe para ayudar a “contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas a través del cuidado de la piel, como la atopia, psoriasis, etc. y de forma especial también de las personas diabéticas; donde la enfermería juega un importante en el seguimiento y cuidado de estos pacientes”.