La colaboración entre farmacéuticos hospitalarios y comunitarios en España, un ejemplo para el Consejo Mundial de Farmacia (WPC).
El Consejo Mundial de Farmacia (WPC) ha publicado una nueva declaración de posicionamiento que con el título de “La farmacia comunitaria, decisiva para reforzar los sistemas sanitarios”, repasa la contribución de estos establecimientos y profesionales sanitarios durante la pandemia de COVID-19 y, en un segundo bloque, señala aquellos aspectos en los que la farmacia comunitaria podría añadir más valor en términos de resiliencia del sistema sanitario.
En ambos casos, el informe recoge ejemplos de la profesión farmacéutica española desarrollados en colaboración por farmacéuticos hospitalarios y comunitarios. Iniciativas impulsadas con el único objetivo de mejorar la asistencia farmacéutica a los pacientes en ambos niveles asistenciales y mejorando el acceso y uso de los medicamentos.
El primero de los ejemplos destacados por la WPC es la dispensación colaborativa de medicamentos de diagnóstico hospitalario ambulatorio (DHDH) que se implantó durante la pandemia en seis regiones españolas para mantener la continuidad del tratamiento, la calidad de la atención farmacéutica y reducir el riesgo de transmisión de la infección por COVID-19 a pacientes vulnerables.
Un servicio que han elegido ya miles de pacientes y que garantiza la presencia de un farmacéutico durante todo el proceso. De esta manera, estos pacientes -en su mayoría enfermos crónicos e inmunodeprimidos- pueden obtener los medicamentos hospitalarios en su farmacia más cercana, gracias al trabajo y la coordinación de los farmacéuticos que trabajan en 69 servicios de farmacia hospitalaria, 6.059 farmacias comunitarias y 19 almacenes de distribución farmacéutica.
Los estudios llevados a cabo sobre el servicio revelan un alto índice de satisfacción de los pacientes que prefieren continuar con esta alternativa muy valorada por aspectos como la comodidad y rapidez, la proximidad y accesibilidad de las farmacias.
Juntos
El proyecto JunTOS, de atención farmacéutica entre niveles asistenciales destinado a pacientes trasplantados, es la segunda de las iniciativas destacadas en el informe de la WPC. Se trata de un proyecto conjunto del Consejo General de Farmacéuticos de España y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, que tiene entre sus objetivos mejorar el uso de la medicación inmunosupresora en pacientes trasplantados de órganos sólidos; aumentar las tasas de adherencia al tratamiento inmunosupresor; y mejorar la formación, la práctica profesional y la coordinación asistencial de los farmacéuticos comunitarios y hospitalarios.
De esta manera, la profesión farmacéutica quiere ofrecer soluciones a retos como las bajas tasas de adherencia a los tratamientos inmunosupresores que han sido identificadas como la principal causa de rechazo de órganos trasplantados.