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Mascarillas, dónde y cuándo

Las enfermeras explican los momentos en los que se debe seguir usando la mascarilla en exteriores ante la rápida propagación de nuevas variantes como la Delta.

La mascarilla ha dejado de ser obligatoria en exteriores desde hace unos días. La medida, que ya han adoptado varios países europeos como Francia, Alemania o Portugal, viene a aliviar las restricciones que han marcado el día a día de los ciudadanos en los últimos meses.

Los datos de incidencia actuales y el alcance de la campaña de vacunación, con más de 38 millones de dosis administradas y 15 millones de personas con la pauta completa en España, permiten ir adoptando medidas que nos acerquen cada vez más a lo que conocíamos como “normalidad”.

Sin embargo, el Consejo General de Enfermería insiste en mantener la sensatez y la calma para evitar posibles repuntes. Así, ante la retirada de las mascarillas en exteriores, Guadalupe Fontán, enfermera del Consejo, subraya que “todos estamos deseando recuperar esa normalidad que desde hace más de un año se ha visto alterada. Estamos en el buen camino y eso permite ir relajando algunas restricciones como el uso de la mascarilla en exteriores, una buena noticia siempre que actuemos con sensatez. Por ello, debemos llevar siempre una en el bolso, la mochila o el coche, para evitar encontrarnos en situaciones en las que debamos utilizarla y se nos haya olvidado. Ahora es fácil porque todos nos hemos acostumbrado a no salir de casa sin ella y así debe seguir siendo. Cuando estemos en exteriores y se pueda garantizar la distancia mínima de un metro y medio entre personas no convivientes, podremos prescindir de ella. Pero si de repente entramos en una calle muy concurrida, estamos en una cola o corrillo o nos encontramos con un amigo y nos detenemos a saludarle o a charlar con él, entonces, deberemos utilizarla”.

Cómo ponérsela

Fontán incide también en la forma en que esta debe colocarse y retirarse, “hay que mantener la zona interior de la mascarilla siempre limpia porque es la que está en contacto con nuestra boca y nuestras mucosas”. Para ello, se recomienda hacer la higiene de manos antes de retirarla y hacerlo sujetándola siempre por las gomas, evitando tocar el interior.  Para guardarla, se aconseja doblarla hacia adentro y utilizar accesorios como bolsas de tela o sobres de papel, evitando contenedores que no sean transpirables, como las cajas o bolsas de plástico. “Tampoco debemos llevarla colgando del codo que es algo que desgraciadamente vemos habitualmente. El codo es una zona que enseguida apoyamos en distintas superficies, una mesa, una silla… y lo hacemos casi sin darnos cuenta, por tanto, es una zona muy expuesta que puede estar contaminada. No debemos perder de vista que la mascarilla que cuelga del codo luego estará en contacto con nuestra nariz y boca y eso es algo que tenemos que evitar”.

Riesgos

Se trata de sencillas recomendaciones que, en estos momentos, no deberían suponer ningún problema para los ciudadanos, acostumbrados a utilizarlas desde hace más de un año. Pero los riesgos de no hacerlo correctamente justifican la insistencia y es que, como apunta Guadalupe Fontán, “podría haber un nuevo repunte en el número de contagios. No debemos olvidar que circulan nuevas variantes cuya velocidad de propagación es muy rápida y de no mantener estas medidas en pocas semanas podríamos estar hablando nuevamente de una afectación importante en cuanto a contagios y hospitalizaciones”.

Mascarillas, hasta cuándo

Una de las preguntas que en torno a las mascarillas más se plantean últimamente es la de si han llegado para quedarse. En este sentido, el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya explica que “la pandemia ha servido para sensibilizarnos en cuanto a nuestra vulnerabilidad frente a agentes que no se ven, como los virus y las bacterias. Esta experiencia, sin duda, va a hacer que a partir de ahora tengamos más presente la necesidad de protegernos más, sobre todo, en determinadas situaciones como pueden ser el hecho de acudir a un centro hospitalario o viajar en transporte público, especialmente en hora punta. De hecho, tenemos el precedente de los países asiáticos donde la gripe aviar hizo que adoptaran la mascarilla como un elemento de protección habitual. La mascarilla nos protege, como hemos visto, no sólo del coronavirus sino también frente a otros virus como el de la gripe o los alérgenos. Por eso, es factible que cuando esto pase se mantenga su uso en escenarios y situaciones en los que antes no nos lo hubiéramos siquiera planteado”.

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