El reciclaje también es una vía de inserción sociolaboral para las personas con discapacidad. La empresa Actividades Logísticas Centralizadas (ALC) inserta a trabajadores con discapacidad para tareas de recogida y clasificación de residuos reciclables.
Cada vez son más los sectores que se rinden a las capacidades y el talento laboral de las personas con discapacidad. Ámbitos como el reciclaje, en el que quizás muchos sólo pensamos desde el prisma medioambiental, también pueden ser nuevos nichos de empleo para las personas con discapacidad, un colectivo aún vulnerable al que el modo en que se estructura y funciona la sociedad ha mantenido habitualmente en conocidas condiciones de exclusión.
Este hecho ha comportado tradicionalmente la restricción de sus derechos básicos y libertades, condicionando u obstaculizando su desarrollo personal, así como el disfrute de los recursos y servicios disponibles para toda la población y la posibilidad de contribuir con sus capacidades al progreso de la sociedad.
El anhelo de una vida plena y la necesidad de realización personal mueven a todas las personas, pero esas aspiraciones no pueden ser satisfechas si se hallan restringidos o ignorados sus derechos, como el de la inserción laboral.
Precisamente, la incorporación al mercado laboral de este colectivo es un factor destacado para conseguir su plena integración. Esa función social es la que ha llevado a la firma Actividades Logísticas Centralizadas (ALC), una de las principales empresas de logística en Madrid, a apostar por el talento de las personas con discapacidad en su plantilla.
De una forma fluida y natural
En ese contexto, en virtud de la colaboración que mantiene con Grupo AMÁS, esta firma ha incorporado a siete trabajadores con discapacidad para tareas de recogida y clasificación de residuos reciclables, así como labores de apoyo al departamento de administración, en una incorporación que se ha efectuado de forma natural y fluida.
“ALC tiene claro el objetivo de contribuir a crear una sociedad más justa y solidaria, pero la verdad es que estábamos un poco perdidos”, explica María Irisarri Barrera, directora de Personas y Servicios Generales de ALC.
“No sabíamos cómo empezar ese camino, hasta que se nos cruzó Grupo AMÁS, una entidad que entroncó directamente con nuestros valores corporativos. Fue fácil y nos lo han puesto fácil, la verdad; estamos encantados de habernos lanzado a esta aventura”.
De Jorge a Yasmina, siete nuevas vidas
Jorge, Sergio, Raúl, Alba, Yaiza, Yasmina y Andrés son los nombres de los siete trabajadores que se han unido a la plantilla de ALC. Sus tareas se dividen en dos: de un lado, Jorge, Alba, Raúl, Sergio y Yaiza tienen la responsabilidad de recoger y clasificar residuos reciclables como el plástico y el cartón; de otro, Yasmina y Andrés ejecutan tareas de apoyo al departamento de administración, catalogando y colocando albaranes. Sin duda, gracias a esta inclusión laboral, siete personas a las que ha cambiado radicalmente las vidas.
La incorporación de todos ellos se ha producido de la mano de la Fundación AMÁS Empleo, entidad miembro de Grupo AMÁS. “Gracias a su profesionalidad, al apoyo recibido por parte del preparador laboral de la Fundación, tanto a los trabajadores con discapacidad como a nosotros, la incorporación ha sido natural y fluida”, añade Irisarri.
Según ella, “no hemos notado diferencia en su incorporación con la de cualquier otro trabajador. Hemos seguido el mismo proceso y hemos explicado las tareas y funciones prácticamente de la misma manera. Es verdad que al principio sentíamos una cierta responsabilidad; nos preocupaba, sobre todo, el no saber estar a la altura, pero han demostrado que son trabajadores, que son profesionales y que son responsables con su tarea y nuestra plantilla se ha volcado con ellos para que se sientan parte del equipo desde el primer momento”.
Sentirse uno más
Para Óscar García, director general de Desarrollo Corporativo de Grupo AMÁS, se trata de “una oportunidad de oro para los siete trabajadores, ya que es la manera natural de la inclusión social. El hecho de sentirse uno más, de ser considerados ciudadanos de pleno derecho, eso sí, con sus derechos y obligaciones, es alcanzar la cúspide de la felicidad para todas las partes”.
“Este, precisamente, es el objetivo que perseguimos y está reflejado en nuestra misión, por lo tanto en nuestro día a día. Como anécdota, una de las trabajadoras el día que firmó el contrato estaba deseando salir corriendo para ir a celebrarlo con su madre yéndose a comer a un buen restaurante”, concluye en tono de humor García sobre la importancia de estas contrataciones.