Un estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elche y Fundación ONCE, que cuenta con el apoyo del Fondo Social Europeo, pone el acento en la eliminación de barreras y la formación del profesorado.
Ya conocíamos que la titulación universitaria es una asignatura pendiente para los jóvenes con discapacidad. Según la Encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios del INE, los jóvenes con discapacidad apenas suponen el 1% de los titulados universitarios españoles.
Pero ahora que se acerca la ‘selectividad’ y miles de estudiantes se verán en la coyuntura de elegir la universidad que guiará su futuro. En ese contexto, los próximos alumnos de educación superior deben conocer que sólo un 19,6 por ciento de las universidades españolas ofrecen actividades deportivas para estudiantes con discapacidad, tal y como refleja un estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elche y Fundación ONCE.
Titulado ‘Práctica deportiva de universitarios con discapacidad: Barreras, factores facilitadores y empleabilidad’, el trabajo cuenta con el apoyo del Fondo Social Europeo y se llevó a cabo entre 2016 y 2018. Para su elaboración, contó con la participación de 42 universidades de 15 comunidades autónomas, 417 estudiantes con discapacidad, 40 servicios de apoyo al estudiantado con discapacidad y 35 servicios de actividad física y deportiva.
Raúl Reina, profesor titular en la Universidad Miguel Hernández de Elche y director y autor del trabajo, ha hecho hincapié en los beneficios que tiene el deporte para las personas con discapacidad, a quienes “aporta mayor y mejor predisposición al estudio y ayuda a evitar su aislamiento”. Desde esta perspectiva, ha abogado por una mejor coordinación entre los servicios de apoyo a los universitarios con discapacidad y los de deporte dentro del Campus.
Además, el autor del trabajo ha puesto el acento en la importancia de que mejore la formación del personal relacionado con la práctica deportiva en la universidad, puesto que la mitad de los alumnos que han participado en este estudio consideran que los servicios de deporte de las universidades no están preparados para apoyarles en su práctica deportiva.
“Debemos innovar e ir hacia un modelo de matices, es decir, saber que existen diferentes posibilidades de practicar deporte para las personas con discapacidad y, por tanto, estar en condiciones de ofrecérselas y de detectar cuál es la mejor para cada una”, ha agregado.
El deporte, importante para 9 de cada 10 alumnos
Según las conclusiones del estudio, más del 90% de los entrevistados entiende relevante la práctica de actividad física y deportiva por parte de los estudiantes con discapacidad, pero solo el 35,6% de los Servicios de Deportes dice tener experiencia en actividades para este tipo de alumnos. Es más, el 28,2% de los Servicios de Apoyo y el 20,6% de los Servicios de Deportes no se considera preparado para dar respuestas a las necesidades del colectivo en relación a actividad física y deportes.
En la misma línea, el texto señala también que la oferta de modalidades de práctica deportiva específica o inclusiva es “escasa o testimonial” y que el 95,1% de los estudiantes afirma no participar en actividades deportivas universitarias de competición.
Las modalidades deportivas más practicadas entre los alumnos con discapacidad que sí hacen ejercicio físico en la universidad son natación y actividades acuáticas, actividades dirigidas como spinning, yoga, pilates, aerobic, actividades de sala o gimnasio y running.
Barreras a eliminar
Entre las principales barreras que según este estudio dificultan la práctica deportiva por parte de alumnos con discapacidad en el ámbito universitario figuran la falta de oferta o de estudiantes con discapacidad, así como de iniciativa de los Servicios de Deportes; deficiente difusión y comunicación entre servicios, presencia de estereotipos y actitudes negativas; mala accesibilidad en las instalaciones deportivas; carencia de formación entre los profesionales, y falta de recursos.
En el lado opuesto, el trabajo menciona ‘factores facilitadores’ que mejoran la realización de ejercicio físico por parte de este alumnado, tales como predisposición del personal, colaboración con entidades externas e incentivos, Becas deportivas o Exención de tasas.
Por todo esto, los autores del estudio afirman que “la colaboración entre los Servicios de Apoyo al Estudiantado con Discapacidad y los Servicios de Actividad Física y Deportes, unido a una política universitaria decidida y sin complejos en la materia, se torna imprescindible para garantizar la igualdad de oportunidades”.
Desde esta perspectiva, ofrecen al final del trabajo una serie de recomendaciones para aumentar y mejorar la práctica deportiva de los alumnos con discapacidad dentro de la universidad. Entre ellas figuran las de incrementar la oferta de actividades y las oportunidades de participación; acordar una Estrategia Local, Autonómica y Nacional de Deporte Universitario de Competición; facilitar el acceso y la diseminación de la Información; la formación de gestores y profesionales en relación al deporte universitario para personas con discapacidad; Garantizar el Cumplimiento de las Normativas y Respuesta a las Necesidades en Materia de Accesibilidad, y aumentar la dotación de recursos humanos.
“Una herramienta de inclusión”
El vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE, Alberto Durán, ha mostrado su preocupación por el talento de las personas jóvenes, “también en el ámbito del deporte, una herramienta sin la cual no cabe una inclusión verdadera”.
Para Txus Mardaras, subdirector general de Promoción e Innovación Deportiva del Consejo Superior de Deportes, “hay que empezar por eliminar las barreras físicas y apostar por la formación de los técnicos” y ha añadido que la nueva Ley del Deporte tendrá como eje la inclusión.
En la misma línea, Francisco Javier Moreno, catedrático de Ciencias del Deporte y responsable del grupo de Deporte de CRUE-Asuntos Estudiantiles, ha pedido un plan nacional de deporte universitario y ha mostrado el compromiso de CRUE con la promoción de la actividad deportiva de los estudiantes con discapacidad en todas las universidades.
Según Ángel Luis Gómez, vicepresidente del Comité Paralímpico Español, “la práctica deportiva hace que una persona con discapacidad sea menos discapacitada. Es una excelente herramienta”.