Plena inclusión y Unad se unen para mejorar el tratamiento de la adicción en prisiones. El 7% de la población reclusa son personas con discapacidad.
Plena inclusión ha firmado con la Red de Atención a Adicciones un acuerdo para intervenir de forma coordinada y mejorar la atención a personas con discapacidad intelectual o del desarrollo -síndrome de Down, parálisis cerebral y autismo- que son drogodependientes.
Este acuerdo con la Unad va a ayudar va a permitir hacer llegar materiales en lectura fácil a las prisiones de manera que las personas con discapacidad intelectual que están allí puedan accedera formaciones y programas de reinserción.
Un estudio reciente muestra que la vida en las prisiones se hace más difícil para las personas con discapacidad intelectual. De las 50.500 personas reclusas en todo el Estado, 3.773 son personas con discapacidad.
En ese sentido, menos del 10 por ciento de las personas reclusas con discapacidad intelectual o del desarrollo participan en programas o talleres de reinserción sobre drogas.
Desengancharse en las cárceles
“Resulta más difícil rehacer tu vida si cuando sales de la cárcel sigues enganchado a las drogas. Por eso es tan importante
participar en los programas de rehabilitación y reinserción”, explican los expertos.
Al respecto, Plena inclusión va a colaborar con la Unad para adaptar materiales y convencer a Instituciones Penitenciarias para que los facilite a las personas internas con discapacidad intelectual.