Tocar la sordoceguera
El Museo Tiflológico de la ONCE presenta un espacio dedicado a las personas con sordoceguera, donde se exponen utensilios históricos utilizados para comunicarse en la vida cotidiana. Las personas con sordoceguera se han incrementado un 25% en el último lustro.
El espacio cultural donde no importa lo que ves, el Museo Tiflológico de la ONCE, sigue ahondando en la accesibilidad en el ocio y la cultura.
Este Museo, caracterizado por poder tocas sus creaciones para ponerse en lugar de las personas ciegas, ha presentado un espacio dedicado a las personas sordociegas, en el que se exponen un conjunto de utensilios utilizados, a lo largo de la historia, para la comunicación con los demás.
En ese contexto, se muestran unas Tablillas de Comunicación, rectangulares, realizadas en zinc y clavadas sobre una base de madera, que contiene el abecedario en braille. Fueron utilizadas en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid.
También se puede ver un libro con el alfabeto de “personas sordomudas y ciegas”, realizado en plástico, de forma artesanal, en 1950, por la Imprenta Nacional Braille. En cada una de las hojas aparece una letra en caracteres visuales y una mano formando la misma letra en el alfabeto dactilológico, con puntos en relieve.
La Máquina Tellatouch es otro de los utensilios expuestos. Permite la comunicación entre una persona vidente o ciega y una persona sordociega que puede leer braille. La máquina cuenta con una placa metálica con una celda Braille, en la que la persona sordociega apoya un dedo, mientras los vástagos de cada letra se elevan para formarla dentro de la celda braille. Este sistema, mediados de 1940, fue desarrollado por la Fundación Americana Braille.
Finalmente, se muestra un Óptacon (acrónimo de Optical Tactil Converter), método de lectura ideado en la Universidad de Stanford (California), en 1970. Consta de una cámara conectada a un sistema óptico con dos lámparas que iluminan el texto que se quiere leer, y una retina separable, formada por 144 fototransistores, por los que se obtienen las imágenes de las letras. Se pasa la cámara por el texto y aparecen las letras en relieve en una placa táctil.
Un 25% más de personas sordociegas
Gemma León, consejera general de la ONCE, explica que “en el año 2014, la ONCE tenía censadas a 1.990 personas con sordoceguera y, en apenas cinco años, se ha incrementado el censo en más de un 25 por ciento, alcanzando las 2.544 personas, por lo que la ONCE continúa haciendo esfuerzos para ayudarlas”.
Como coordinadora del Museo Tiflológico, María José Sánchez, añade que este espacio que el Museo Tiflológico dedica a la sordoceguera se debe a que “en la investigación realizada se han encontrado estas cuatro piezas, relacionadas con las personas sordociegas y su forma de comunicarse, algo de gran interés museístico”.
Eugenio Romero, responsable de la Unidad de Sordoceguera, incide en cómo ha evolucionado la comunicación de las personas con sordoceguera, “que se considera una sola discapacidad, con unas necesidades especiales, y para las que el móvil les permite la comunicación utilizando una sola tecnología”.
Más restricciones de los sentidos
La persona con sordoceguera tiene más restringidos los estímulos que si tuviera limitaciones en uno solo de los sentidos. Por eso, es necesario poner en práctica otras metodologías, tanto en la educación de los niños como en la habilitación y rehabilitación de los jóvenes y los adultos, basadas en el aprovechamiento no sólo de los posibles restos de vista y oído, sino también de los demás sentidos, fundamentalmente el tacto.
La Fundación Once para la Atención de Personas con Sordoceguera (FOAPS), tiene como fin promover el desarrollo de programas dirigidos a la atención de las necesidades específicas de las personas con sordoceguera, poniendo particular interés en los relacionados con la educación y el empleo, al objeto de procurar la integración socio-laboral y mejorar la calidad de vida de estas personas.