Bora y Antic, dos amigos unidos contra el cáncer infantil
Los dos entrenadores serbios más internacionales vieron cumplido su viejo sueño de enfrentarse por vez primera en el estadio que los vio nacer aprovechando la más noble de las causas: recaudar fondos para construir una clínica destinada al tratamiento de niños enfermos de cáncer.
Su amistad arrancó hace un montón de lustros en la vieja Yugoslavia del mariscal Tito. La culpa, cuentan ambos, la tuvo aquella pasión que compartían por los colores de la escuadra que llevan tatuada en el corazón y cuya camiseta lucieron en los sesenta y setenta: la del Partizan de Belgrado. El ajedrez y ese interminable carrusel de partidas que aún hoy continúan disputando con la vehemencia y competitividad de un Fischer o un Spassky, consolidó para siempre el buen rollo entre paisanos (nacieron en la misma zona montañosa de la actual Serbia) de los dos entrenadores balcánicos más internacionales del balompié contemporáneo.
Ex técnico uno de Real Madrid, Barça y Atlético; ex seleccionador el otro de China, México, Costa Rica, EE.UU, Nigeria, Irak o Jamaica, a Radomir Antic y Bora Milutinovic sólo les quedaba pendiente en su debe personal y profesional una cosa por hacer: poner a prueba su ingenio como estrategas en el banquillo en el mismo estadio y a la misma hora. De propiciar semejante ‘quedada’ se encargó un joven activista social, Jovan Simic, quien llamó a las puertas de Rado y Bora con un hermoso desafío solidario que ambos técnicos abrazaron sin dudar un segundo. Recaudar fondos para la construcción de un centro hospitalario destinado al tratamiento específico de niños enfermos de cáncer en la ciudad serbia de Nis.
Tan entrañable duelo, disputado en el Partizan stadion ante 20.000 espectadores, fue la primera piedra del idilio solidario que Antic y Milutinovic mantienen en la actualidad con NURDOR, la asociación serbia de padres que luchan contra tan terrible enfermedad en edades muy tempranas. La desinteresada participación de sendos mitos del mundo de los banquillos en dicho evento de carácter humanitario, que congregó sobre el césped a dos escuadras formadas por algunos de los mejores futbolistas serbios de las últimas décadas, ha hecho posible dotar a la zona centro-sur del país balcánico de un centro oncológico de primera fila, valorado en 400.000 euros.
«Tanto para mí como para Radomir fue un orgullo y un honor poder participar en una iniciativa tan bonita y necesaria. Uno que ha tenido suerte en la vida y que tanto le debe al fútbol tiene, de algún modo, la obligación moral de ser solidario con la gente más necesitada. Y si se trata de niños enfermos de cáncer, muchísimo más. Por eso no dudamos un segundo en sumarnos tanto a esa fiesta del fútbol, como a otras iniciativas solidarias de NURDOR, esperando siempre que nuestra humilde contribución pueda servir para mejorar la vida de otras personas», señaló Milutinovic a Vidas INsuperables.
Uno que ha tenido suerte en la vida tiene la obligación moral de ser solidario con la gente más necesitada»
El valor sentimental que para estos dos amigos del fútbol y de la vida tenía semejante cita, sin precedente alguno sobre un terreno de juego en sus longevas trayectorias deportivas, les cautivó de tal modo que se implicaron a fondo desde el primer momento para que el proyecto consiguiera alcanzar los objetivos marcados. “Creo que no pudimos encontrar mejor excusa para vernos, al fin, las caras en una cancha y saldar esa cariñosa deuda que nos teníamos el uno con el otro desde 1967. La única vez que estuvimos a punto de enfrentarnos, cuando yo jugaba en Partizan y Bora en el Mónaco, llovía tanto y la cancha de ellos estaba tan mal que el árbitro decidió suspender el partido, así que nos quedamos con las ganas. Así que sí, este partido fue un regalo caído del cielo porque nos ha puesto en el camino de NURDOR y sus maravillosos proyectos”, explicó Antic.
El Partizan, club en el que se formaron los dos entrenadores y buena parte de los jugadores que tomaron parte del encuentro, no quiso dejar pasar la ocasión de aportar su granito de arena al proyecto donando tanto la recaudación íntegra (las entradas oscilaban entre los 3 y los 5 euros), así como un cuadro histórico de la entidad belgradense (un huevo de la Pascua ortodoxa firmado por grandes astros del club de todos los tiempos), que fue subastado durante el descanso del choque.
El ex interista Dejan Stankovic y Pedja Mijatovic, capitanes sobre el césped de un largo elenco de viejas estrellas del balompié patrio (Nikola Zigic -ex Racing y Valencia-, el ex rojiblanco Mateja Kezman, Ognjenovic -ex Real Madrid-, Delibasic -ex Rayo y Mallorca-, Milan Jovanovic -ex Liverpool-, Dragan Ciric -ex Barca- o Branko Brnovic -ex Espanyol-), entre otros, hicieron las delicias de los aficionados que se dieron cita en la vieja casa de los Grobari para aunar esfuerzos por tan noble causa.
Y ex que contar con un centro especializado en el adecuado tratamiento de enfermedades cancerígenas se había convertido en los últimos años en una necesidad imperiosa para la tercera ciudad más grande del país debido al alto número de casos que se vienen dando entre menores de edad en la patria chica del mítico emperador romano Constantino El Grande.
Uno de esos casos, quizás el más sonado, fue el de Jovana Leposavic, una portera de 16 años que milita en el segundo equipo del Estrella Roja y que logró dar esquinazo a principios de 2016 a un cáncer de pelvis que le fue diagnosticado en 2014. Jovana se convirtió, de hecho, en la imagen de todos esos niños y adolescentes que padecen tan cruel enfermedad vistiéndose nuevamente de corto para celebrar, en su caso, haber salido airosa del partido más difícil que, sin duda, tendrá en su carrera deportiva.