Becas que cambian una vida
Diez alumnos latinoamericanos en riesgo de exclusión social alcanza sus sueños de inclusión e inserción sociolaboral gracias una iniciativa del Banco Mercantil Santa Cruz (BMSC), en colaboración con la Universidad Católica Boliviana y la escuela de negocios española IMF Business School.
Edgar tiene 26 años e ingresó en Aldeas Infantiles hace un cuarto de siglo. “Mi madre falleció y mi padre no podía cuidarme”, dice. Beca a beca llegó a la Universidad Católica de Bolivia. Cambió de ciudad, de clima y de amigos y se graduó en 2014.
Empezó a trabajar en el Banco Mercantil de Santa Cruz como cajero y hoy concede créditos. “Aún no me lo creo, -cuenta-, pero siento que puedo ser un ejemplo para otros jóvenes. O para mis hermanos”.
“No me imaginaba salir de Tarija y miren, hoy estoy en España”, afirma entre risas otro de los participantes, Raúl, quien ha alternado trabajo y estudios no sin dificultades.
Ellos dos son solo algunos de los alumnos que han visitado la sede madrileña de IMF Business School, ya que cuentan con una beca del 100% para estudiar el MBA de esta escuela de negocios.
Son jóvenes en riesgo de exclusión social, auténticos modelos de superación, que han sido elegidos para formar parte del programa ‘Puedes creer’ del Banco Mercantil Santa Cruz (BMSC), un proyecto que la entidad financiera desarrolla en colaboración con la Universidad Católica Boliviana y con el apoyo de IMF Business School, centgro que ha formado a más de 110.000 alumnos desde su creación en el año 2001,
En total, son 10 jóvenes que forman parte de un programa de becas valorado en 100.000 euros, en el que se fomenta el emprendimiento a través de un programa de formación con una duración de 3 años.
Emoción y modelos de superación
Silvia, otra de las alumnas. se emociona al hablar. “He sido siempre una buena alumna, por eso siempre me apoyaron”, dice con orgullo. Estudió peluquería, costura y repostería. Llegó a la universidad y estuvo en Estonia en un programa de intercambio cultural para el que se puso a estudiar inglés. Sus palabras, además de emoción, denotan autoestima.
Inoa se enamoró y se casó a los 21 años, fue madre y dejó de estudiar. Hoy tiene trabajo y estudios universitarios y confiesa: “Tengo que servirle de ejemplo a mi hija”.
Amilka enseña las manos. Tiene marcas en los dedos, las que le dejaron las tijeras al entrar a los 11 años a trabajar en un taller de costura. Pero llegó a la universidad. Dos amigos le prestaron dinero para comprar una máquina.
“Durante un tiempo sólo comía arroz y huevos, pero tenía que ser así”, cuenta. Hoy tiene una empresa de mochilas, las personaliza y tiene pedidos a través de Facebook. “Por lo menos las telas las corta ahora una máquina”, bromea.
Hernán Gonzales, responsable del programa y uno de los responsables de RSC de BMSC, explica que este programa “permite a estos jóvenes cambiar sus vidas, dándoles formación, orientación laboral y lo que es más importantes: les permite convertirse en ejemplo para otros jóvenes y para las generaciones que vienen. Tienen una responsabilidad enorme porque son agentes del cambio”.
Carlos Martínez, presidente de IMF Business School, ha remarcado el deber que tienen las instituciones educativas de ayudar a formar a los alumnos que han pasado por dificultades.
“Nuestro deber es formar y serviles de puente para el mercado laboral, pero también lo es fomentar la igualdad de oportunidades; por eso es importante que surjan programas como éste”, concluye.