Cuando la farmacia española traspasa fronteras
Más de 27.600 personas están beneficiándose del proyecto que desarrolla Farmamundi en República Dominicana con el objetivo de prevenir la expansión del COVID-19 y de dotar a las unidades farmacéuticas de mejores recursos.
Los farmacéuticos españoles han sido uno de los principales pilares para combatir la pandemia del COVID-19 en nuestro país. Frente a otros organismos y centros sanitarios que han permanecido cerrados, los profesionales del medicamento han estado al pie del cañón con las puertas de sus farmacias abiertas las 24 horas del día para atender a cualquier paciente.
Pero esta misión no solo la han desarrollado dentro de la península, sino que han cruzado el Océano Atlántico para poder atender también las necesidades de las personas con menos recursos de otros países. Es el caso de los profesionales de Farmacéuticos Mundi (Farmamundi) que desde el pasado 1 de agosto está desarrollando un programa en República Dominicana que tiene como objetivo garantizar el acceso a las vacunas y medicamentos esenciales para la prevención del covid.
Esta acción ha sido puesta en marcha gracias a la colaboración del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, enmarcada dentro de la vigésimo segunda convocatoria de ayudas para proyectos de cooperación al desarrollo de la que han recibido una dotación económica de 14.000 euros que permite realizar esta labor.
“Esta ayuda supone un aporte muy sustancial para nosotros. Valoramos muy positivamente estas ayudas y ojalá hubiera más recursos, porque estos proyectos, en los que no solo se valora la calidad de la propuesta, sino también su eficacia y sostenibilidad, permiten que personas a las que ayudamos tengan una mejor calidad de vida”, explica Joan Peris, director general de Farmamundi.
6 meses centrados en aplacar el COVID-19
Hasta el próximo mes de febrero, los profesionales de Farmamundi y del Colectivo de Salud Popular (COSALUP) están centrando su atención en las más de 27.600 personas beneficiarias, más del 60% mujeres, con un objetivo: concienciar a la población de los riesgos que conlleva infectarse por COVID-19 y animar a la población a que se vacune.
“En España hemos vivido en nuestras carnes el sufrimiento. En los países donde trabajamos ha sido otra capa más de sufrimiento. Es una herida sangrante que hemos tenido que cicatrizar”, añade Peris.
Por ello, están actuando en 12 comunidades de Santo Domingo a las que salud pública no llega por la alta tasa de inmigración proveniente de Haití y Venezuela. La descripción de la imagen que ellos ven cada día es de asentamientos irregulares que no tienen los servicios básicos como agua y saneamiento, viviendo una situación chabolista muy extrema.
A esto hay que sumarle que las condiciones no les garantizan una vida digna y que, en el caso de que tengan cualquier enfermedad, se ven solos ya que la ser inmigrantes la mayoría no están integrados en el sistema de salud del gobierno dominicano. Esta situación ha sido más que suficiente para que Farmamundi decidiera llevar allí su ayuda humanitaria que está ofreciendo unos avances muy positivos.
“El proyecto avanza a buen ritmo y ya se ha realizado el curso sobre la actualización en la respuesta sanitaria y comunitaria al COVID-19. Las participantes contaron sus experiencias y las soluciones, con resultados positivos. También hemos realizado las visitas domiciliarias, con el objetivo de tener informaciones importantes de la familia, si ya se han vacunado, si alguien ha estado infectado en la casa por covid, cómo se ha recuperado, motivar a las personas que no se han vacunado a inocularse y otros aspectos de interés”, explica Franchesca Cornelio del COSALUP y coordinadora del proyecto.
Un acceso justo a la vacunación
Una de las principales denuncias que hace Farmamundi es la necesidad de realizar una atención justa y para todos frente al coronavirus. Es por ello que su misión principal en las 12 comunidades de Santo Domingo es facilitar el acceso a la vacunación a cualquier persona, ya se encuentre en el sistema de salud público o no.
Esta situación supone un gran reto ya que muchas de las personas inmigrantes tienen miedo a solicitar la vacuna, que se den cuenta de que se encuentran en una situación irregular, y que sean devueltos a su país de origen. Ante este hándicap, los profesionales de la farmacia han realizado campañas para que la población no tenga miedo y acuda a los centros de salud.
“Hemos realizado la compra de los equipos, mobiliarios e insumos, para la mejora de los servicios prestados, como la realización de las pruebas PCR y las vacunas contra el COVID-19, con la finalidad de que los usuarios tengan atenciones de primera calidad”, añade Cornelio.
En zonas como las que se está trabajando la inoculación del fármaco y la concienciación de la necesidad de realizarse pruebas PCR es fundamental, ya que en muchas ocasiones la infección puede costarles la vida.
“Estamos ayudando a las promotoras de salud que se encuentran en comunidades más alejadas a las que, para llegar, hay que hacerlo con medios animales ya que no hay pavimentos que permitan el acceso a vehículos”, matiza el director general de Farmamundi.
La mayoría de la población de estos asentamientos vive de la venta ambulante, una actividad que con los confinamientos se ha visto muy limitada pero que está reactivándose, motivo fundamental por el que creen que es más necesario todavía que se conciencien de la importancia que tiene la vacuna en sus vidas.
“Hemos podido difundir con mayor rapidez información para la prevención de la pandemia, la ubicación de los puestos de vacunación más cercanos y hemos animado a la vacunación a la población de personas no documentadas que residen de manera permanente en estas comunidades, pudiendo ser dominicanos sin acta de nacimiento o cédula, así como población migrante, especialmente de origen haitiano y venezolano”, concluye Franchesca.
Más de 25 años ofreciendo ayuda farmacéutica en el exterior
Desde el año 1991 Farmamundi viene trabajando en nueve países donde desarrollan distintas labores de cooperación y acción humanitaria, aunque su principal objetivo es ayudar a garantizar el suministro de los fármacos necesarios para mantener una correcta calidad de vida en aquellos países que se encuentran en vías de desarrollo.
Perú, República Democrática del Congo, Kenia o Ecuador son algunos de los estados en los que desarrolla su actividad principal en los que, más allá de la salud, han promovido otros proyectos como el desarrollo para acceder a los recursos hídricos o una estrategia para la protección y restitución de derechos de las mujeres y niñas víctimas de violencia sexual.
Y en todo proyecto tienen presentes los valores fundamentales que les caracterizan, como la coherencia, el compromiso entre pueblos y personas, la profesionalidad mediane el desarrollo de capacidades y competencias del equipo técnico, la transparencia económica y el respeto, reconociendo y valorando la diversidad en términos políticos, sociales, culturales, étnicos, sexuales, religiosos o filosóficos.
“Nuestra misión no es otra que contribuir al cumplimiento del derecho universal a la salud de toda la población, desde un enfoque integral de derechos humanos, mediante la transformación social y construcción de ciudadanía solidaria”, indican desde la organización.