El reto, erradicar la doble brecha mujer y discapacidad
La Fundación CERMI Mujeres pide a la ONU mayor visibilidad de las organizaciones de mujeres con discapacidad. Pese a que el 60% de las personas con discapacidad son mujeres, sufren un importante déficit de representación y participación en la toma de decisiones.
Ser mujer y tener una discapacidad es una doble brecha social que la Fundación CERMI Mujeres (FCM) quiere erradicar o, al menos, paliar en la medida de lo posible.
Para ello, esta entidad ha reclamado al Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU mayor visibilidad de las organizaciones de mujeres con discapacidad.
Así lo recoge el documento de aportaciones que la FCM ha realizado para el Borrador de Observación General del Comité sobre los Derechos de las personas con discapacidad sobre la implementación de la Convención Internacional.
La FCM asegura que las mujeres y las niñas con discapacidad están infrarrepresentadas en la adopción de decisiones públicas y que han tenido menos oportunidades de crear o formar parte de organizaciones que defiendan sus intereses como grupo social.
Según CERMI Mujeres, actualmente, las mujeres y niñas con discapacidad son el sector mayoritario en el mundo de la discapacidad. No obstante, las organizaciones de mujeres con discapacidad (OWDs, por sus siglas en inglés), aparecen citadas una única vez en el borrador del texto del Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad.
En este sentido, la FCM estima que “una identificación puntual de las organizaciones de mujeres con discapacidad no solo es insuficiente, sino que contribuye a la invisibilización de su actividad institucional, y por consiguiente al alcance y a las posibilidades que estas brindan a las mujeres y niñas con discapacidad”.
Establecer una hoja de ruta
Además, la FCM reclama que se incida en la necesidad de que se impulse una agenda destinada a que los Objetivos de Desarrollo incluyan permanentemente a las mujeres y niñas con discapacidad.
“Para ello, es preciso que tanto desde las administraciones y empresas como desde las organizaciones de la discapacidad en general y de mujeres en particular se adopte una hoja de ruta clara y se implante en cuestiones como en la estrategia política; estructura organizativa y funcionamiento de los órganos de gobierno y representación; política de recursos humanos; plan de acción contra el acoso sexual y moral; estrategia de comunicación; formación, gestión económico-financiera y responsabilidad social empresarial.”