Fundación Romanillos: medio siglo de una idea solidaria
Desde 1967, la Fundación Romanillos lleva desarrollando una importante labor social de ayuda hacia las personas con menos recursos económicos.
Nacida del deseo de ayudar a los demás del matrimonio formado por Andrés Romanillos Calleja y María Gallo Riu, el programa de acción social de la Fundación Romanillos ha alcanzado el medio siglo de vida, según explica esta entidad.
La institución surgió en base a la filosofía colaborativa de sus mentores, quienes sabían por propia experiencia que las familias con muy bajos ingresos, al tener que cubrir necesidades más perentorias, no podían soportar la carga que suponía la escolarización o formación a largo plazo de sus hijos, viéndose abocadas a ponerlos a trabajar desde muy temprana edad, como fue su caso.
Por ello, desde 1967, convencido de que una buena educación permite el desarrollo de todas las capacidades y competencias del individuo, marcando tanto su vida personal como familiar, y abre un mundo de posibilidades para acceder a mejores oportunidades en la vida laboral y social, pensaron en crear un fondo que ayudara a aportar los recursos necesarios para facilitar el acceso a una educación a todas aquellas personas que lo deseasen, sin que supusiera una traba su situación social o económica.
Fue su voluntad de igual modo, destinar parte de su legado a auxiliar a Centros o Instituciones de Asistencia Benéfica, con el mismo afán de facilitar una igualdad de oportunidades y de apoyar a las personas con mas necesidades, por tener dificultades añadidas o menos recursos para cubrir las necesidades básicas para cada circunstancia y etapa de la vida”.
En ese sentido, en la actualidad, la Fundación, mediante apoyo económico, pretende fomentar e incrementar las actuaciones de todas aquellas Instituciones que acometen proyectos de ayuda social, y que cubren necesidades no atendidas o que complementan las prestaciones ofrecidas por Organismos Oficiales u otras instituciones, en relación al bienestar, la salud y el apoyo familiar a personas mayores, dependientes, con discapacidad, con enfermedades crónicas, mentales, degenerativas… o en situación excepcional de precariedad.