La hazaña de cinco montañeros ciegos en Noruega busca nuevos desafíos
La expedición formativa que hizo cima en el monte Galdhopiggen puso el broche de oro a la primera edición del Curso Superior de Montañismo para Ciegos y Adaptado. La pasada semana arrancó la preparación para el próximo reto.
A Juan Manuel Estévez, Mayte Minaya, María Jesús Vela, Margarita Couceiro y Suso Peinado les va la marcha. Y si ésta traza una autopista hacia el cielo, tiene pendientes del 43% de desnivel, les obliga a dormir al raso y con unas condiciones climatológicas extremas que no les dejarán más alternativa que alimentarse con comida liofilizada, pues miel sobre hojuelas.
Llevar tatuado en las venas el corajudo espíritu de Edmund Hillary, amén del inestimable apoyo técnico y, sobre todo visual, de sus camaradas del Curso Superior de Montañismo para Ciegos y Adaptado de la Fundación UNED, permitió a este quinteto de escaladores ciegos coronar con éxito en junio pasado los 2.469 metros del monte Galdhopiggen, el pico más alto de Noruega, en la que resultó ser la primera expedición adaptada a nivel mundial.
Las más de once horas de dura caminata que los 22 miembros de la expedición invirtieron en subir y bajar los 11’9 kilómetros y 609 metros de ganancia y pérdida de desnivel en su travesía, fueron el peculiar examen de selectividad para ocho de sus integrantes (uno de ellos ciego, Juanma) después de haber superado con nota varios meses de una exigente preparación. A su vera, siempre al quite, dos profesores y doce voluntarios veteranos del Grupo de Montaña de la ONCE de Madrid, al que pertenecen los otros tres montañeros ciegos, un cuarto con discapacidad visual grave y los ocho guías que culminaron la gesta en suelo nórdico.
“El sentimiento genérico fue de acabar todos muy contentos y orgullosos porque era la primera vez en el mundo que se hacía una expedición adaptada docente. Fue algo digno de resaltar y de mostrar. La labor de los alumnos, en un monte que resultó ser muy complejo, más de lo que nos esperábamos, resultó verdaderamente encomiable. Se enfrentaron por primera vez a una expedición y en unos terrenos especialmente difíciles, que sólo los más veteranos se atreven a guiar en ellos, como son las aristas rocosas, que es lo peor para un montañero ciego, o los glaciares”, contó Francisco Javier Bueno, capitán de la expedición, a Vidas INsuperables.
Los montañeros ciegos, sujetos a la barra direccional, en plena ascensión. FOTOS: ONCE
La expedición al completo celebrando la hazaña en la cumbre del monte Galdhopiggen.
El sentimiento fue de acabar muy contentos y orgullosos; era la primera expedición adaptada docente que se hacía en el mundo»
Ni la niebla, la lluvia, ni tampoco la nieve fueron óbice para que el intrépido equipo de montañeros cejase en su firme empeño de hollar la cumbre más elevada de toda Escandinavia, algo que lograron pasadas las 14.30 horas, tras más de siete horas de subida ininterrumpida. El rápido empeoramiento de la climatología les privó de gozar de las increíbles vistas del monte Galdhopiggen durante un buen rato. Apenas les daría tregua para hacerse la foto de rigor, puesto que un cuarto de hora después de coronar el objetivo que se habían trazado iniciaron el descenso hasta el campo base, que alcanzarían sobre las 19.30 horas. “Nos hizo de todo: niebla, lluvia, nieve, ventisca, mucho calor… unas condiciones de alta montaña muy duras que los alumnos superaron con matrícula. Este grupo, en lo deportivo, demostró ser la caña”, remarcó Bueno.
El director de los cursos y a su vez coordinador técnico del citado grupo alpino explicó el modo en el que los deportistas ciegos llevaron a buen puerto semejante hazaña. «Lo hicieron en equipos de tres personas, unidos uno detrás de otro por una barra direccional, que tiene una longitud de entre dos metros y medio a tres. Un guía vidente y oyente encabezaba cada equipo, seguido en la barra de una persona ciega total y, en último lugar, en una de las cuatro barras, se encontraba Suso, que es discapacitado visual (categoría deportiva B2)”.
La presencia en cabeza del guía resulta fundamental en este tipo de expediciones “porque puede dar instrucciones de forma verbal y moviendo la barra, que siempre se coloca en el lado donde se encuentra la caída de la montaña. Si hay una subida, eleva la barra, y viceversa, para que sus compañeros ciegos sepan a qué se enfrentan en cada momento”, añadió.
Mayor grado de inclusión en la montaña
Mayte, Margarita, Suso, Juanma y María Jesús tuvieron la oportunidad de experimentar, a lo largo de estos cuatro días en alta montaña, de las mismas sensaciones que cualquier otro alpinista. Los cinco conocieron de primera mano las condiciones que se dan en cualquier campo base, aprendieron técnicas de progresión por un glaciar, así como medidas de autoprotección y rescate. Todo ello, claro está, dentro de la disciplina de montañismo adaptado.
El objetivo postrer de esta aventura auspiciada por la Fundación UNED y en la que han colaborado ONCE, SMDos, PlasticsEurope, Laken, Rodamunt, COMAEX, la Oficina de Turismo de Noruega en España y el entrenador personal Alberto Mariani, no era otro que fomentar distintas pruebas y retos en los que se integren deportistas con discapacidad para conseguir cada vez un mayor grado de inclusión en la sociedad. “Este ha sido un primer paso con el que se pretende buscar un mayor grado de inclusión. Es decir, pasar de competir en pruebas exclusivas para ciegos, a participar en pruebas integradas con deportistas sin discapacidad”, sostenía ‘Francis’.
El éxito alcanzado por su equipo en tierras vikingas supuso un acicate para buscar nuevos desafíos. Por lo pronto, la pasada semana arrancó la segunda edición de los Cursos de Montaña adaptados, en sus dos primeros niveles (del jueves 28 al domingo 1 de octubre), con la novedosa presencia de alumnos llegados desde todos los rincones de la geografía española. “Nos llegaron también peticiones desde Noruega, Chile, Argentina, Guatemala u Holanda. El objetivo es completar el curso con un tercer nivel, que se desarrollará ya el año que viene, y luego tratar de poner la guinda con otra ascensión alpina a principios de verano”. ¿Alguna pista? “Aún es pronto para pensar en ello, aunque uno siempre tiene en la cabeza varias cumbres a las que poder atacar”, concluyó. ¡Mucha suerte!
Enlaces de Interés
https://www.fundacion.uned.es/
http://www.once.es/new/
