La escultura como tradición familiar
Hasta el 14 de septiembre, el Museo Tiflológico de la ONCE expone ‘El hombre y su ser’, del artista con discapacidad Rubén González, que continúa el trabajo emprendido por su padre.
En plenos días de estío, surge como una buena oportunidad de ocio visitar el Museo Tiflológico de la ONCE, en concreto, para conocer la exposición de esculturas de Rubén González, que puede verse y tocarse hasta el 14 de septiembre.
El artista abulense es autodidacta y continuador de una tradición familiar iniciada por su padre, Rafael, autor entre otras obras de la maqueta de Ávila que actualmente se encuentra en este mismo Museo.
González, quien con cinco años sufre un accidente que, unido a otros problemas oftalmológicos previos, le lleva a afiliarse a la ONCE, también colabora con su hermana, Elena, doctora en Bellas Artes, en obras como el monumento de Donantes de Sangre, en Ávila, y la imagen de San Pedro en la parroquia de San Pedro Bautista, en la misma ciudad.
En 1998, participa en la exposición colectiva organizada por ONCE en la sala de exposiciones de Caja Duero (Ávila). Puede admirarse su obra ‘Bailarina’, en el Micro Museo de Ninfas y Diosas de Guisando.
En el año 2017, logra la Mención de Honor en el Concurso de Artes Plásticas organizado para celebrar el 25 aniversario del Museo Tiflológico de la ONCE.
Rubén González expone en el Museo Tiflológico 14 obras realizadas en madera, en las que utiliza desde el nogal, hasta el aliso, pasando por pino, enebro o el cerezo.
El Museo Tiflológico de la ONCE
El Museo Tiflológico es un espacio accesible a todos los públicos, donde se emplean, como canales de entrada de la información, el tacto y el oído, junto al tradicional de la vista. En sus salas, de visita gratuita, se muestran cuatro colecciones: la de maquetas de monumentos arquitectónicos, la de obras de artistas con discapacidad visual grave, la de material tiflológico y la de libros en braille y otros sistemas de escritura anteriores a la creación de la ONCE.
Se inauguró el 14 de diciembre de 1992 y es un espacio concebido para que sus visitantes puedan ver y tocar las piezas expuestas, aunque lo que realmente lo hace original y único es el hecho de ser un museo que nace por decisión de sus usuarios y diseñado por estos a la medida de sus necesidades.
En él se exhibe el patrimonio cultural de la ONCE y se desarrollan los programas de exposiciones temporales de obras de artistas ciegos y de extensión museística a través de la exposición itinerante de sus fondos. El objetivo es promocionar y satisfacer las necesidades culturales de las personas con discapacidad visual grave, así como servir de escaparate a los esfuerzos de integración y normalización perseguidos por la ONCE.