“La mascarilla puede convertirse en la mejor aliada para las personas alérgicas al polen”
Las gramíneas son el tipo de planta que más alergia al polen causa en España, con alrededor de 7 millones de personas afectadas, según la SEAIC. El doctor Julio Maset, médico de Cinfa, apunta algunos consejos para sobrellevar la alergia al polen en una primavera distinta.
Los expertos alertan de que las abundantes precipitaciones de este otoño e invierno hacen prever niveles de polen elevados esta primavera. “Por otra parte, las intensas nevadas que dejó el temporal ‘Filomena’ y el posterior deshielo han favorecido el crecimiento y desarrollo de las plantas, mientras que las bajas temperaturas que hemos tenido durante semanas han contribuido a que enraícen mejor las gramíneas salvajes”, afirma el doctor Julio Maset, médico de Cinfa.
Las gramíneas son el tipo de planta que más alergia al polen causa en nuestro país, con alrededor de siete millones de personas afectadas, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Este tipo de polen es muy alergénico y, además, crece de manera espontánea en áreas muy extensas y terrenos muy variados: desde campos de cultivo y descampados hasta en los arcenes de las carreteras.
De hecho, la SEAIC apunta que las gramíneas ocupan el 20% de la superficie vegetal del mundo, y en España crecen por doquier, por lo que la sensibilización a su polen se produce por toda la península. Por su parte, el ciprés, causante también de alergia, es muy abundante en áreas metropolitanas y, aunque libera grandes cantidades de polen, lo hace solo durante un periodo corto de tiempo, de tres a cuatro semanas.
Como indica el experto de Cinfa, “aunque el polen de plantas como las gramíneas resulta inofensivo para la mayoría de las personas, el organismo de los pacientes alérgicos lo identifica como un agente invasor y libera sustancias como la histamina para protegerse”. En consecuencia, llegan para ellos síntomas tan clásicos como los estornudos, la secreción nasal acuosa, el picor de nariz y el lagrimeo, pero también enfermedades que, de no tratarse adecuadamente, pueden revestir gravedad, como el asma alérgica.
Además, se acaba de conocer un estudio internacional realizado por más de 150 investigadores en 31 países que sostiene que el nivel de polen en la atmósfera es un factor importante de riesgo para el contagio de covid-19, debido a que las altas concentraciones de polen pueden provocar una respuesta inmunitaria más débil, tanto en personas alérgicas como en las que no lo son.
La mascarilla, favorable
Por eso, hay un elemento, ya convertido en cotidiano, que puede hacer que la primavera sea diferente para muchas personas con alergia al polen: el uso de la mascarilla higiénica, por su acción filtrante, genera un grado de exposición al polen menor que otros años. “Como no hay mal que por bien no venga, la mascarilla puede convertirse en la mejor aliada de los alérgicos al polen, ya que llevarla puesta en la calle puede ayudar a reducir su exposición a esta sustancia y, por tanto, a prevenir parte de los síntomas, especialmente la rinitis y el asma”, asegura el doctor Maset.
Por último, no hay que olvidar que unas sencillas precauciones en el día a día siempre son necesarias para ayudar a controlar esas molestias alérgicas. “Por ejemplo, llevar puestas las gafas de sol al salir de casa, mantener las ventanas de casa cerradas durante las horas de mayor concentración de polen y las del coche al desplazarnos, o evitar tender la ropa en el exterior”, concluye el experto de Cinfa.