Miedo y desinformación, grandes enemigos de los pacientes con reflujo
Los pacientes con reflujo gastroesofágico no llegan a ser conscientes de que tienen una enfermedad crónica y acaban abandonando el tratamiento ante el miedo a los efectos secundarios.
La desinformación y el miedo provocan el abandono del tratamiento por parte de muchos pacientes con reflujo gastroesofágico al no ser conscientes de que tienen una enfermedad crónica. Esta es una de las principales conclusiones del Informe de Consenso #ReflujosinBulos elaborado por representantes de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM), ASENBAR (Asociación de Enfermos de Esófago de Barret) y el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF) que participan en la campaña del mismo nombre llevada a cabo por el Instituto #SaludsinBulos. La iniciativa cuenta con la colaboración de Laboratorios Norgine.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una patología muy frecuente, que afecta al 10% de la población. “Se trata de una enfermedad crónica que logramos controlar con el tratamiento adecuado en función de cada caso. Algunos pacientes requerirán tratamiento a demanda durante periodos sintomáticos, mientras que en otros casos puede ser necesario un tratamiento continuado. Sin embargo, nos encontramos con muchos pacientes que ante el miedo a los efectos secundarios generado por la desinformación, acaban abandonando el tratamiento tras la mejoría de los síntomas y recurriendo a remedios y medicinas alternativas sin evidencia científica”, advierte el doctor Jordi Serra, miembro de la Junta Directiva de ASENEM y uno de los autores del informe. Entre los bulos más destacados por profesionales sanitarios y pacientes se encuentran el uso del bicarbonato y de zumo de limón para la acidez y el reflujo.
Los expertos consideran que “es fundamental que los pacientes sepan que su enfermedad puede ser crónica y que si no mantienen el tratamiento pautado volverán a sufrir los síntomas e incluso pueden tener complicaciones”, asegura el doctor Serra.
Una mala comunicación en protección esofágica “deriva en falta de adherencia a los tratamientos, errores en la toma de medicación o ingresos y readmisiones innecesarias en hospitales”, comenta Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos, entidad que ha realizado un análisis de la comunicación clínica en el área de la protección esofágica. En cambio, una buena comunicación clínica afecta positivamente a la satisfacción del paciente, la comprensión de su enfermedad, adherencia y a los resultados generales de las intervenciones médicas.
Humanizar la atención
Otra de las conclusiones extraídas del informe #ReflujosinBulos es la necesidad de una mayor humanización en la comunicación entre profesionales sanitarios y pacientes con reflujo. “Es importante optimizar el poco tiempo del que disponemos en consulta para prestar atención a los pacientes y que estos no se vayan con dudas. Para ello no debemos tener distracciones, tener contacto visual con ellos y transmitirles confianza e interés por su problema”, comenta la doctora Silvia Alcalde, secretaria del Grupo de Trabajo de Aparato Digestivo de SEMERGEN.
Ante esa falta de tiempo en las consultas médicas, los profesionales sanitarios consideran que el farmacéutico juega un papel clave en la humanización con el paciente.
Según el estudio ‘La importancia de la comunicación efectiva con un paciente con una enfermedad digestiva funcional’, “es necesario que el especialista de salud busque la empatía con el paciente que padece una enfermedad digestiva funcional. Entender y comprender a la persona, sus emociones, aquello que piensa. Tratar de conectarse con algún sentimiento propio de sí mismo que pueda parecerse al sentimiento o realidad del paciente”.
La fiabilidad del Dr. Google
En ocasiones los pacientes no se sienten comprendidos y por eso buscan información en Dr. Google. Sin embargo, uno de las conclusiones que más llaman la atención de este informe es que la mayoría de sus autores consideran que existen muy pocas fuentes fiables sobre estos temas. “En muchas ocasiones los pacientes no ven que a sus médicos les preocupe su calidad de vida, no resuelven sus dudas y de ahí la desinformación al tener que recurrir a Internet”, apunta Antonio Castaño, delegado en Madrid de Asenbar.
En este sentido, a pesar de que las redes sociales requieren de tiempo, recursos y dedicación, constituyen una herramienta de comunicación potente para profesionales sanitarios y pacientes, siendo un complemento muy conveniente para la consulta. Sin embargo, las redes sociales también implican peligros. “Es destacable el problema que representa para la información veraz y rigurosa en patologías esofágicas la gran visibilidad de algunos influencers o fuentes de dudosa procedencia. Frente a estas fuentes de desinformación la obligación del profesional sanitario y de las asociaciones de pacientes es recomendar webs y perfiles de redes sociales fiables, para generar confianza y potenciar la presencia en redes, de forma reactiva y preventiva” apunta Carlos Jardón, responsable del Área de Redes Sociales, Revistas y Comunicación Digital del Consejo General de Farmacéuticos.
Teleconsulta
El informe #ReflujosinBulos resalta también la oportunidad de la teleconsulta en determinadas situaciones para evitar el absentismo además de favorecer el autocuidado, pudiendo ayudar a que el paciente sepa cómo responder a diversos escenarios relacionados con el abordaje de su enfermedad y como oportunidad para avanzar en el seguimiento de pacientes más estables.