Pioneros rompiendo barreras en el póker
El póker es uno de los juegos de cartas más populares del mundo, más si cabe tras el boom que se produjo con su popularización online, y sus aficionados son capaces de superar cualquier escollo para disfrutar de la emoción de este deporte mental.
Hace casi un lustro desde que la IMSA, la Asociación Internacional de Deportes Mentales, reconoció el póker como un deporte mental en el que la habilidad juega un papel prioritario, un estatus similar al que ostentan juegos como el ajedrez, el go o, dentro del mundo de las cartas, el bridge. El dominio de la estadística, la lectura de los patrones de apuesta de los rivales y la teoría de juegos forman parte de las habilidades básicas de cualquier jugador que desee obtener grandes resultados en las mesas. Además, el desarrollo del juego permite que personas con discapacidades participen en grandes competiciones internacionales sin tener que recurrir a torneos específicos o adaptados.
Este es el caso de Hal Lubarsky, un jugador americano que perdió la vista a principios de la década de los 2000. Tras superar el impacto inicial, Hal propuso al conocido Mirage Casino la opción de jugar con una persona de apoyo, que le ayudase a leer sus cartas y a describir la acción que sucedía en la mesa. Donna Harris, la directora de la sección de póker de este casino de Las Vegas, consideró la situación y aceptó la propuesta del jugador. Durante un torneo benéfico a beneficio de un viejo amigo de Hal, Dennis Jackson, se puso en marcha este sistema de juego. Una vez finalizado el evento sin incidencias, Donna felicitó a Hal y le confesó su admiración. Desde entonces, Hal siempre ha tenido un trato de excepción en el Mirage.
El siguiente paso de Hal Lubarsky fue poner a prueba su dominio del juego en el mayor torneo del mundo, las World Series of Poker, en 2007. Aunque el casino organizador, el Harrah’s, puso alguna reticencia inicial a la presencia de un asistente (las reglas establecían explícitamente que no podía existir ninguna ayuda externa), Hal les presionó con acudir a los tribunales y argumentó que en 2005 se había dado un precedente: William Rockwell, un jugador que había perdido sus dos brazos, jugó con la ayuda de su madre sin que se produjese ningún incidente.
El casino aceptó sus argumentos y pudo jugar en las World Series, enfrentándose a más de 6.300 de los mejores jugadores del mundo. Aunque no ganó el evento, se llevó a casa 51.398$ y la satisfacción de recibir el apoyo de todos los participantes con los que tuvo ocasión de compartir mesa. Incluso los jugadores que eliminó se acercaban a él para desearle suerte y ofrecerle su reconocimiento. Hal definió la experiencia como “inolvidable” y su paso por el torneo fue recogido por la popular cadena deportiva ESPN.
En España tenemos el ejemplo de Pablo Cusí, un jugador cuya vida es un ejemplo de superación y de lucha por superar todas las dificultades asociadas a la distrofia muscular degenerativa, y que podría figurar perfectamente entre las 141 historias de talento y capacidad de Vidas Insuperables. Llamó la atención del mundo de las 52 cartas tras obtener un sexto puesto en el Estrellas Poker Tour (ESPT) de 2013, torneo que se celebró en Barcelona y que formaba parte de uno de los festivales de póker más importantes del mundo: el European Poker Tour (EPT).
El ESPT Barcelona de 2013 reunió a 1.798 jugadores que pagaron los 1.100 € de la entrada para competir por una parte de los 1.744.060 € del bote destinado para premios, con casi 300.000 € reservados para el ganador. Entre los participantes, Pablo Cusí, un joven con dos carreras (ADE y Económicas), que finalizó con premio extraordinario en ambas, y que había descubierto en el póker una afición en la que poder poner a prueba sus capacidades matemáticas y estratégicas. A Pablo le diagnosticaron una distrofia muscular de Duchenne cuando tenía tres años, hecho que no hizo sino acentuar su espíritu independiente y competitivo desde muy temprana edad, y el póker encajaba a la perfección con su personalidad.
Frente a sí tenía el torneo de su categoría con más participantes de Europa. Con la ayuda de su hermano Javier, recurso para el que el caso de Hal Lubarsky le sirvió de inspiración, consiguió alcanzar la mesa final, donde fue eliminado en 6.ª posición, suficiente para embolsarse 53.000€.