Unos 3 millones de españoles padecen dolor neuropático, interpretando como dolorosos estímulos que en realidad no lo son
Según la SEN, un 32% de la población adulta padece algún tipo de dolor. Los farmacéuticos han publicado un informe sobre el dolor y su clasificación, centrando el foco sobre las distintas opciones farmacológicas disponibles para su tratamiento.
El dolor está definido como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial. Es importante tener en cuenta que el dolor agudo es un síntoma, por lo que se deberá estudiar la causa que lo está provocando. Sin embargo, el dolor crónico constituye una enfermedad y está considerado como un problema de salud pública a nivel mundial, siendo la causa más frecuente de sufrimiento y discapacidad, por lo que la mejora en su manejo repercutiría en una mejor calidad de vida para los pacientes que lo sufren.
Además, su prevalencia es muy elevada. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, un 32% de la población adulta padece algún tipo de dolor y un 11% que lo padece de manera crónica, es decir, sufre al menos un cuadro de dolor que dura más de seis meses. Además, un 5% de la población adulta manifiesta dolor diariamente, con lo que esto implica: una grave afectación física y psicológica en el día a día y un gran impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen.
“Existen distintos tipos de dolor que tradicionalmente englobamos en tres grandes grupos: el dolor nociceptivo, que es el causado por la activación de los receptores del dolor en respuesta a un estímulo (por una lesión, inflamación, infección, enfermedad,…); el dolor neuropático, como consecuencia de daño sobre el propio sistema de comunicación del sistema nervioso y que se considera un dolor patológico, ya que no tiene ninguna utilidad como mecanismo de alerta o defensa; y finalmente, un dolor con condiciones mixtas de los dos”, explica el Dr. Alan Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Diversos estudios realizados en España señalan además que alrededor del 30% de la población refiere haber padecido dolor en las últimas 48 horas, más del 40% en la última semana y casi un 80% en los últimos seis meses. Asimismo tanto su prevalencia como su intensidad son mayores en mujeres y aumenta con la edad de los pacientes.
“Estamos pues ante un síntoma muy común, que supone el 50% de las visitas a atención primaria y, puesto que el sistema neurológico es el punto de partida y final del dolor, también de las consultas de Neurología. En Neurología, el dolor reconocido como primera causa de visita a nuestras consultas externas es la cefalea, aunque también se puede expresar en casi todas las patologías neurológicas: neuropatías, trastornos desmielinizantes, enfermedad de Parkinson, demencias, en algunos síndromes epilépticos, en enfermedades cerebrovasculares, traumatismos cráneo-encefálicos, procesos tumorales, encefalopatías, entre otros”, señala el Dr. Alan Luis Juárez. “Pero además se estima que un 25% de las consultas por dolor en atención primaria pueden estar relacionadas con pacientes que padecen dolor neuropático”.
Disfunción del sistema nervioso
Como se señalaba antes, el dolor neuropático se produce por una disfunción del sistema nervioso que hace que se interpreten como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son. La SEN estima que hasta 3 millones de españoles pueden padecer este tipo de dolor que, por sus características fisiopatológicas y por la ausencia de respuesta de más del 50% de los pacientes al tratamiento inicial, éste tiende frecuentemente a su cronificación: hasta un 77% de los pacientes lo pueden sufrir durante más de 3 meses y el 65% presenta sintomatología residual al año del inicio del dolor.
“El dolor neuropático o mixto que además se cronifica, es el que suele involucrar un mayor esfuerzo de atención por parte del especialista. A pesar de que en los últimos años se ha llevado a cabo un gran avance en su tratamiento, en muchas ocasiones, éstos o no son bien tolerados por el paciente, o se pierde la adherencia terapéutica por distintos factores, o incluso el dolor se hace refractario a cualquier tipo de tratamiento”, comenta el Dr. Alan Luis Juárez.
Tanto por la dificultad de tratamiento, como por su enorme complejidad fisiopatológica y por la forma tan intensa en la que lo experimentan los pacientes, el dolor neuropático se considera como uno de los peores dolores, con afectación en las esferas física, psicológica y funcional en la vida diaria de la persona en un 85% de casos. Además, está descrito que alrededor de un 70% de las personas afectadas por esta condición pueden llegar a presentar algún tipo de trastorno en la esfera psiquiátrica, sobre todo del tipo ansioso-depresivo, alteraciones en el ámbito del sueño, e incluso fatiga crónica.
Aumento del dolor crónico
Por otra parte, debido al aumento de expectativa de vida en la población española, la prevalencia del dolor crónico, en especial el neuropático crónico está viéndose aumentado. La multimorbilidad está especialmente relacionada con este tipo de dolor y alrededor del 88% de la población mayor tiene estas características: con trastornos del rango anímico como depresión y ansiedad, obesidad, diabetes mellitus, trastornos cardiovasculares y pulmonares, y cáncer, entre los más habituales. Además, si bien en dolores de difícil manejo se necesita la combinación de dos o más líneas de tratamiento específicos, con un alivio solo en el 50% de casos, el sufrir varias comorbilidades dificulta o impide la adecuada acción de éstos al incrementarse los efectos adversos.
Además, la pandemia actual, ha empeorado mucho más el panorama en esta área: son muchos los pacientes con algún tipo de dolor especial, con riesgo de cronificar, que no han sido correctamente atendidos. Por lo que se estima que en los próximos estudios se observará un aumento de la cronificación y prevalencia del dolor. La Sociedad Española del Dolor, hace unos meses, señalaba que la situación de confinamiento del año pasado ha generado que el 59,4% de las personas que viven con dolor crónico en España hayan presentado un empeoramiento de su condición.
“Aunque aún estamos aprendiendo sobre las consecuencias de la pandemia en este área, parece ser que el COVID-19 ha generado, al igual que otras secuelas neurológicas más conocidas, afectación de dolor neuropático. Estimamos una quizá infradiagnosticada presentación de este tipo de dolor en el 2,3% de etapas subagudas de la enfermedad y una representativa evidencia de presentación del dolor neuropático, igualmente, en los estados reconocidos como post-COVID y COVID persistente, en la actualidad. Esto es algo que estamos estudiado desde nuestro Grupo de Estudio con el Grupo de Trabajo de Dolor Neuropático de la Sociedad Española del Dolor”, destaca el Dr. Alan Luis Juárez.
Función fundamental del farmacéutico
En este contexto la función de todos los profesionales farmacéuticos, desde sus diversos ámbitos de actuación, pueden ser de gran ayuda, contribuyendo a asesorar y prestar asistencia sanitaria a los pacientes que sufren dolor. Por ejemplo, en el caso del farmacéutico comunitario, su función es fundamental. Basta recordar que, de las casi 2.000 presentaciones comercializadas autorizadas indicadas en el tratamiento del dolor, más de 200 corresponden a medicamentos no sujetos a prescripción médica, o de dispensación libre por el farmacéutico.
Por su parte, el farmacéutico especialista a nivel hospitalario también tiene una indudable influencia en la consecución de los mejores resultados en salud de la farmacoterapia, orientada principalmente al tratamiento de pacientes que presentan dolor crónico en general y dolor crónico oncológico en particular. De hecho, los farmacéuticos hospitalarios son parte de los equipos multidisciplinares del dolor con participación activa de evaluación, protocolización, dispensación y monitorización de los resultados de estas terapias.
En ese sentido, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha publicado un informe sobre el dolor y su clasificación, centrando el foco sobre las distintas opciones farmacológicas disponibles para su tratamiento; se aborda, por último, el papel asistencial que el farmacéutico puede desarrollar para con los pacientes con dolor y la población general.