La cadena de la vida
Loli Enrique tiene una lesión medular, ha aprendido dos veces a andar, ha perdido una hija y su hijo padece autismo severo. Pero nada ha podido con su tenacidad: ha sido una de las caras más conocidas del movimiento social en España y ha creado una empresa social, Cadena de Valor, que aporta un nuevo prisma al tercer sector.
Algunos psicólogos dicen que la vida es como una bicicleta en la que no puedes dejar de pedalear y que, pese a los obstáculos que nos surgen en el camino, lo más importante es seguir impulsando los pedales para que la cadena de la bici siga girando y generando el movimiento de las ruedas.
Bien es verdad que, a veces, esa cadena de la vida es más compleja de mover por las empinadas rampas que para algunas personas surgen en su devenir.
Para María Dolores Enrique, Loli para los amigos, las cosas nunca han sido fáciles. Siendo una adolescente tuvo una lesión medular que le provocó una hospitalización de varios años, pero, a pesar de las costumbres sociales de ese momento y las secuelas para el resto de sus vida de la enfermedad, ello no impidió que se casara años más tarde con su novio de toda la vida, que la acompañó siempre en ese periodo tan duro
En esa senda escarpada, Loli ha tenido que aprender a andar dos veces, ha perdido a una hija y otro de sus hijos padece un autismo severo. Quizá por esas barreras casi infranqueables que ha tenido que ir superando, es una persona que se ha ido reinventando de manera permanente, aunque siempre con una vida de entrega a los demás.
“Ir con dos muletas o los dolores que tengo no te puede servir de excusa. Mi día a día es tan vertiginoso que no me deja tiempo para lamentarme”, asegura a Vidas Insuperables sonriendo pese a los eslabones de la cadena que ha ido perdiendo por los golpes de la vida.
“Nunca he tenido una vida fácil, pero me siento feliz porque tengo una familia estupenda pese a todas las cosas que han ocurrido y siempre he hecho lo que me gusta. Tengo una buena vida pese a todo y grandes amigos”, añade.
Precisamente, los embates del destino viraron su vida cuando detectaron a su hijo un autismo severo. “Decidí entregarme, por mi hijo, a velar y luchar porque las personas con autismo y las que tienen discapacidad tuvieran las mejores condiciones posibles para su vida”, explica.
Su tesón y empuje la llevaron a ser vicepresidenta de CERMI Madrid y presidenta de Autismo Madrid hasta el año 2015, una de las entidades pioneras en España en iniciativas y proyectos de integración para personas con este trastorno.
“Necesitaba un periodo de reflexión personal y me tomé un periodo sabático. A los 3 meses estaba que me subía por las paredes”, bromea. Decidió entonces que quería poner en marcha algún proyecto novedoso que ayudase a lograr la sostenibilidad del tercer sector y, en especial, de la discapacidad intelectual.
Cadena de Valor
Tras empaparse de estudios e informes llegó a sus manos un documento de la consultora Price Waterhouse que iba a dar un nuevo giro a su vida y poner un punto de inflexión en la forma de entender la responsabilidad social.
Junto a su amigo Christian Loste fundó hace dos años Cadena de Valor, una empresa social que presta servicios especializados de consultoría social en el ámbito de la discapacidad y ofrece soluciones de desarrollo en Responsabilidad Social Corporativa de las empresas.
Creada desde la experiencia y apoyo de cuatro grandes entidades de la discapacidad, Loli Enrique es la presidenta de esta firma, cuyo objetivo es “velar por conseguir la sostenibilidad de las entidades sociales, a través de la suma de sinergias con las empresas. Está claro que hay servicios que las administraciones no pueden seguir dando ni tiene que dar. Por ello, hay que crear unas alianzas estratégicas para garantizar la viabilidad económica y social del ámbito de la discapacidad”.
Valor social
Christian Loste, director de Cadena de Valor, afirma que lo que “pretendemos es mejorar el enfoque y el impacto social de las empresas, mejorando la competitividad y la huella social, además de crear valor social para las personas con discapacidad, siempre con el objetivo de la generación de valor económico”.
En ese sentido, Loste añade que “la misión de Cadena de Valor es ayudar a las empresas que desean ser socialmente responsables, como una manera de aumentar su valor añadido, mejorar su competitividad y colocarlas en una situación más ventajosa, mediante la prestación de servicios especializados de consultoría sobre Responsabilidad Social en Discapacidad”.
En ese contexto, “Cadena de Valor” propone la integración de las personas con discapacidad en las plantillas de las compañías como una forma de aumentar su valor y transformar las organizaciones. Una propuesta de inversión socialmente responsable que genere ganancia compartida, tanto en el sector empresarial como en el de la discapacidad.
“Las personas con discapacidad aportan resiliencia a las empresas, constituyen ejemplos a seguir, hacen que desaparezcan las crisis de valores, que se pase de la idea de competir a la de colaborar”, agrega Loste.
Un centenar de empresas
Precisamente, un total de 113 empresas han participado en unas jornadas ofrecidas por Cadena de Valor y promovidas por el Real Patronato sobre Discapacidad y la Asociación Alenta, dedicada al bienestar y a la autorrealización de las personas con discapacidad intelectual y otros trastornos del desarrollo y sus familias.