Las historias ganadoras del Concurso de Relato Breve sobre la Migraña, en Vidas Insuperables (3)
Vidas Insuperables les ofrece durante los próximos días, de manera íntegra, las creaciones de los ganadores de la 5ª edición de su Concurso de Relato Breve, impulsado por el Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología, en colaboración con Novartis. Hoy, ‘Amenaza’, de Gonzalo Salvador Aliaga tercer clasificado del certamen.
Dado su carácter de sensibilización y concienciación, Vidas Insuperables les está ofreciendo una serie de cinco publicaciones con el objetivo de difundir los textos íntegros de los ganadores del la 5ª edición del Concurso de Relato Breve sobre la migraña, impulsado por el Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (GECSEN), y Novartis.
Como les contábamos en Vidas Insuperables, el celuloide también puede servir como toma de conciencia social de la migraña, una enfermedad neurológica compleja, que se manifiesta con ataques recurrentes de cefaleas moderadas o severas que suelen ser de carácter pulsátil, a menudo unilateral y acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz, sonidos y olores. Solo en España más de 3,5 millones de personas sufren esta disfunción de forma ocasional, y casi 1 millón de forma crónica, lo que significa que tienen dolor de cabeza más de 15 días al mes.
En ese sentido, una vez fallados los cinco ganadores y seleccionado el texto que servirá de base para realizar un cortometraje, Vidas Insuperables divulga los relatos ganadores.
Hoy, podemos leer ‘Amenaza’, de Gonzalo Salvador Aliaga, tercer clasificado del certamen.
AMENAZA
(Interior día. Varias personas sentadas alrededor de una mesa de reuniones. Muchos van vestidos completamente de color pardo, con distintos matices, y los demás llevan prendas amarillas y naranjas fosforito muy llamativas. Parecen hacer tiempo mientras esperan a alguien. Queda una silla vacía. Se abre una puerta y entra una persona con ropa marrón, azorada, con mucha prisa)
Pardo 1: Lo siento muchísimo. He tenido un episodio inesperado. (Se sienta con rapidez en la silla libre. Una mujer de naranja fosforito sentada en la cabecera de la mesa carraspea, va a tomar la palabra)
Presidenta: Ahora que estamos todos podemos dar comienzo a la reunión de balance anual. ¿Algún inconveniente? (Negativa general) Bien, recuerdo los puntos a tratar: mejoras generales, investigación e innovaciones y amenazas. Y, solo al final, ruegos y preguntas. Seamos rigurosos, por favor. (Se bajan algunas manos levantadas). Empezamos con las buenas noticias. (Se dirige a la persona sentada a su derecha) ¿Cuáles han sido los avances de este año?
Amarillo 1: Presidenta, los resultados del año pasado no pueden ser mejores. Seguimos acompañando a más de 10% de la población. (Celebración general, choques de manos y abrazos) Además, continuamos siendo casi invisibles, apenas sospechan de nuestra presencia.
Presidenta: (Muy seria y profesional) Excelente. ¿Qué hay del entorno de la víctima? ¿Son ya el adversario que nos temíamos?
Amarillo 1: Todavía no, presidenta. Se mantiene un cierto poso de incomprensión e ignorancia de nuestras acciones. Durante y después de los episodios, desde el entorno familiar y afectivo de la víctima son frecuentes frases como:
Marido: (Cambio a plano medio de un hombre con expresión escéptica y de hartura sobre fondo neutro) Prometiste que vendrías y ahora otra vez con la excusita de siempre.
Novio: (Cambio a plano medio de un joven enfadado sobre fondo neutro) Joder con el dolor de cabeza… Nunca podemos hacer nada.
(Vuelta a la asamblea, donde la mesa al completo, salvo la presidenta y Amarillo 1, aplaude con entusiasmo)
Amarillo 1: Como ve, no dejamos de ser uno de los mayores obstáculos para la felicidad de muchas personas. Evitamos que trabajen, evitamos que se diviertan, evitamos que se relajen. Somos incansables, implacables, insuperables. (Conforme Amarillo 1 habla, se suceden varias escenas. En una habitación, un hombre de pardo aprieta con saña la sien derecha de una mujer acostada. Una mujer de amarillo cierra y presiona desde atrás el ojo de un hombre. Un hombre de amarillo le tapa la boca a un hombre y le impide hablar con claridad. A una mujer sentada en la cama con náuseas le está oprimiendo el estómago desde atrás con los brazos una mujer de naranja) Somos su peor pesadilla.
Presidenta: Bien, magnífico trabajo, pero hemos de evitar caer en el triunfalismo: siempre hay ocasiones para empeorar aún más las vidas de nuestras víctimas. (Murmullo general de aprobación) Y hablando precisamente de eso, ¿cómo evolucionan nuestros de investigación y expansión?
Naranja 1: (Se estaba acicalando y preparando para su intervención. Justo al empezar a hablar le traicionan los nervios y se le escapa un gallo, tras el cual tiene que toser y comenzar de nuevo) Así es, Presidenta. Debemos seguir esforzándonos para mejorar nuestra capacidad de fastidio cada día. (Sigue alterado, es evidente que ha preparado su discurso por escrito y lee cada palabra) Sin embargo, la investigación es una carrera de fondo: da grandes frutos, pero en el futuro, hay que ser pacientes. Ahora, si son tan amables, vamos a ver unos vídeos que mi equipo y yo hemos preparado. En ellos podrán comprobar que las inversiones en desarrollo e innovación valen la pena y van por buen camino. (Se ha levantado y se coloca junto a una pantalla iluminada por un proyector. Tarda unos momentos en empezar a funcionar, se impacienta. Se ríe nerviosamente) Disculpen, en casa del herrero… ya saben. (La mirada de la Presidenta continúa impertérrita. Por fin aparece el vídeo en pantalla. Alivio de Naranja 1) Una primera línea de trabajo es la de maximización del daño individual de cada agente. En pantalla se muestra los rigurosos entrenamientos a los que deben someterse los nuevos reclutas. (En el vídeo aparece un instructor que enseña a varios alumnos un método de agarre de estómago para provocar náuseas a la víctima) Ingresar en la nueva Academia supone la aceptación de un régimen de aprendizaje de élite, (En la pantalla un joven estudiante vestido de pardo aprieta con saña una pelota de goma y otro individuo toma anotaciones) incluyendo una dieta estricta (A varios reclutas les sirven únicamente una ramita de brócoli) y ejercicio físico extremo. (Un instructor cronometra a un estudiante que tortura, pasando de una a otra, a 4 víctimas falsas. Los espectadores están encantados con el vídeo, salvo la Presidenta) La otra rama de nuestro proyecto de investigación es el apoyo creciente a nuestros aliados. Por ejemplo, el tabaco, (Una mujer de naranja en pantalla le acerca poco a poco a un hombre un paquete de tabaco, empujándolo con suavidad por la mesa) el estrés (Un hombre de pardo sacude por los hombros a un jefe que está abroncando a un empleado, poniéndolo aún más furioso) o la falta de sueño (Un hombre de amarillo está agazapado en la cabecera de una cama y consigue despertar a un durmiente tocándole la cara varias veces) Como han podido escuchar en la intervención anterior de mi colega, este trabajo científico y continuo ya empieza a traer recompensas, pero será en años venideros cuando se sorprenderán por la cosecha de resultados que vendrá gracias a esta siembra de empeño y determinación innovadora. (Aplausos fervorosos a la metáfora, muchos de la mesa se levantan vitoreando a Naranja 1. La Presidenta permanece sentada e impasible. De improviso, levanta las manos llamando a la calma e inmediatamente todos se callan y se sientan, incluido Naranja 1, que corre a su silla)
Presidenta: Terminó la autoindulgencia. Es hora de abordar las amenazas. (Silencio sepulcral) Bueno, como supongo que no habrá ninguna, pasemos a las preguntas y otros asuntos fuera del orden del día. (Los asistentes a la reunión se miran nerviosos unos a otros. La Presidenta percibe esa atmósfera repentinamente intranquila) ¿Qué ocurre? (Murmullos) ¿A qué viene este misterio?
Pardo 2: (Casi imperceptible) Presidenta. (Más alto) Presidenta… (Duda)
Presidenta: ¿Alguien me va a decir qué pasa? (Enfadada)
Pardo 2: Presidenta, esta vez hay una amenaza. (La Presidenta adelanta el cuerpo apoyándose en la mesa en dirección a Pardo 2, como si no terminase de creérselo) No sabemos su nombre ni su origen, pero… ya ha empezado a hacernos daño.
Presidenta: ¿Entonces qué es lo que sabemos, maldita sea? (Golpea la mesa) No podemos permitir que un rival nos haga frente, hay que destruirlo de inmediato. (Varios golpean la mesa, también agresivos)
Pardo 2: Estamos investigando, Presidenta. Hemos de ser muy cautos y averiguar todos sus puntos flacos porque es poderoso.
Presidenta: ¡Pero cuéntame de una vez lo que sabemos de él! (Alterada)
Pardo 2: Para empezar, no es él. Son muchos.
Presidenta: ¿Muchos?
Pardo 2: Cientos, miles de ellas y ellos.
Presidenta: ¡¿Y cómo nos dañan?! (Más alterada)
Pardo 2: No lo sabemos, no lo sabemos. Se interesan por la víctima, la entienden, le dan consejos, le dan papeles. ¡Nos conocen! Conocen nuestro nombre.
Presidenta: Imposible.
Pardo 2: ¡Lo saben! Se lo juro, Presidenta. Las víctimas van a unos edificios llenos de ellos y las reciben y les dicen nuestro nombre y las ayudan a defenderse de nosotros.
Presidenta: ¿Desde cuándo ocurre esto? (Silencio) ¿Desde hace cuánto tiempo me lo ocultáis? (Más silencio y todos miran hacia abajo) Lo mismo da, no se puede confiar en vosotros. (Recuperando el control de sí misma) ¿Tienen puntos débiles?
Pardo 2: Por ahora no, Presidenta.
Presidenta: Todo el mundo tiene puntos débiles.
Pardo 2: Lo hemos intentado todo, pero parece inmunes a nuestros ataques. (Superado por las circunstancias)
Presidenta: ¿Hemos? (Con furia fría)
Pardo 2: Verá… Yo no lo esperaba… (Muy nervioso) Mi humano objetivo entró en este edificio… No pude hacer nada.
Presidenta: (Furiosa) ¡¿Has fallado miserablemente, has perdido a tu humano objetivo y tienes la poca vergüenza de venir a sentarte a esta mesa y a mirarnos a todos a la cara?! (Silencio y cabeza gacha general) ¿Los demás no decís nada? Seguro que os ha pasado lo mismo. ¡Incompetentes! Vuestro deber… (Continúa gritando)
(La escena se interrumpe para pasar a otra. Un hombre camina por la calle en dirección a un centro de salud. La Presidenta lo sigue de cerca, intrigada. Se sienta a su lado en la sala de espera y le incordia un poco apretándole las sienes. Pasa con él a la consulta a neurología)
Paciente: Buenos días, Pilar, qué hay.
Doctora: Aquí andamos, Vero, como siempre. ¿Otra vez la dichosa migraña, no?
Paciente: Otra vez, aunque yo no la llamaría dichosa. (Ambas se ríen un poco) Este último mes ha ido un poco peor que los anteriores.
Doctora: Bueno, no hay que perder la calma, como te dije. Antes de recetarte nada nuevo o hacerte ninguna prueba más, cuéntame si este mes ha sido especial por alguna razón. ¿Has tenido más estrés o…?
(La Presidenta se va dando cuenta poco a poco de lo que ocurre. Se levanta en estado de shock y sale lentamente de la consulta)
Presidenta: (Negando con la cabeza y tapándosela con las manos) Esto me va a costar la dimisión…
FIN